Sociedad D.E.P. sin company

14/01/2020
 Actualizado a 14/01/2020
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Dos denuncias por orinar en vía pública, ocho a propietarios de perros por no recoger los excrementos de sus respectivas mascotas y veinte por consumir alcohol en vía pública. Salvo las cifras, el relato se repite semana tras semana en el parte policial que remiten los agentes de Ponferrada. Y faltan las denuncias por escupir en vía pública, que remueven hasta la médula, las afectadas a particulares por sembrar las calles de colillas y una conmoción de actitudes que resulta casi de pitufo gruñón relatar. Pero, en tiempos en los que la gente se viste de bandera para luchar por no sé qué desmembramiento peculiar de mapas geográficos que no conocen más que por la cartografía de la E.G.B., en tiempos en los que era obligado estudiar, tendríamos que coger la batuta para luchar contra la ruptura de la sociedad. O por entendernos como seres que comparten un espacio y pesan, materia pura, pero pensante -o eso es lo que muchos subrayan como localización de la barrera que separa a los animales de los humanos-. Benditos animales San Antón Laconero. Estamos ‘handicapados’ para entendernos como grupo social porque ya no nos necesitamos para ir a cazar y distribuir las viandas que soportaban los arcos compartidos. Solo sabemos de qué va eso de las flechas a través de una pantalla en el salón que habla de no sé qué Cupido. Las calles son de todos y no nos han enseñado a identificamos con una propiedad tan abultada en número. Mantener lo «de todos» es también que «todos» lo hagan, o esperarlo. «Todos» es sobrehumano, casi como Dios o el diablo y, como ambos comparten sitio en la acera pues toma cagarrutia y mocos que eso se disuelve en la ceguera. Y, ya de vestirse de manifestaciones, espero una que me ayude a limpiar esta suela que vuelve a casa cargada de mierda legítima y no, hoy no trabajaba, esta es de perro.
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