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Socialismo, socialistas y Sánchez

19/05/2020
 Actualizado a 19/05/2020
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Todo ciudadano tiene el derecho, e incluso el deber, de criticar a un gobierno, del signo que sea, si lo cree oportuno. En más de una ocasión he criticado al gobierno Sánchez-Iglesias, y no solo por la gestión de la pandemia. Pero me preocupa mucho que con ello pudieran sentirse ofendidos socialistas que no solo merecen todo mi respeto, sino también algunos gratitud y amistad.

El socialismo nació como consecuencia del abuso a que se veía sometido el mundo obrero a raíz de la revolución industrial. Comenzó con el llamado socialismo utópico que no pasaba de meras teorías. Marx decía que lo importante no era interpretar el mundo, sino transformarlo. Y así nació el llamado socialismo científico o marxismo, revolucionario. La deriva posterior dio lugar a formas muy diferentes de entender el socialismo: desde las dictaduras más crueles, antiguas y actuales, a un socialismo civilizado y democrático, a la socialdemocracia. Fue un gesto valiente y sensato por parte de Felipe González el desligar al socialismo del marxismo. Pero ocurre, como cuando se cura un cáncer, que pueden quedar algunas células malignas sin extirpar.

Quede, pues, claro que hay diferentes formas de socialismo y de socialistas. Así no es lo mismo Nicolás Maduro o Fidel Castro que el propio Felipe González o Joaquín Leguina. Ni es lo mismo Paco Vázquez que Zapatero. Pienso en este momento en numerosos alcaldes y alcaldesas socialistas, que son buenas personas, que tienen mucho sentido común y que se esfuerzan sinceramente por servir a sus ciudadanos. Y no quisiera que se sintieran ofendidos o minusvalorados por criticar a quien hoy es el jefe de su partido. En todo caso podría manifestar mi tristeza porque no ejercen suficiente y valientemente su espíritu crítico contra él por el daño que él y sus malas compañías están haciendo a España.

Pienso sinceramente que el Señor Sánchez no representa a ningún partido político. Es como aquel rey francés que decía «El Estado soy yo». Lo único que parece mirar es solamente su interés personal, a costa de lo que sea, sin escrúpulos. Que falta a la verdad constantemente es muy fácil de demostrar, simplemente comparando lo que dice o promete hoy y lo que dirá o prometerá mañana. Entiendo que no es fácil liberarse de este virus, que como todo virus, entra muy fácilmente pero le cuesta mucho salir. Y no me atrevería a escribir lo que precede si no fuera por la gran preocupación que millones de españoles, seamos o no mayoría, tenemos por el futuro verdaderamente democrático de España.
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