25/09/2015
 Actualizado a 09/09/2019
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El fin del verano es el tiempo de la maduración, el tiempo de mayor esplendor y dulzura del Bierzo. Los árboles alcanzan su máxima frondosidad y exuberancia repletos de suculentos frutos preparados para su recolección. Una concierto de ricos sabores, aromas, texturas, formas y colores recorren nuestros campos y bosques. El tiempo de la cosecha tiene una musicalidad especial, diferente, inolvidable. Una sinfonía afrutada recorre cada rincón de la comarca llenándonos de plenitud y dicha.

El primer movimiento de esta sinfonía es un ‘allegro’. Este movimiento alborozado y jubiloso se expresa en la desmedida diversidad frutal. Frutos suculentos, silvestres o cultivados, irrumpen por todo el territorio. Podemos recorrer a un ritmo rápido, movido y vibrante un territorio colmado de apetitosas frutas. Manzanas, peras, uvas, kiwis, endrinas, madroños, acerolos, membrillos, castañas, avellanas, nueces o almendras. La mirada en este movimiento, acelerada y excitada, no puede dejar de observar.

El segundo movimiento sinfónico es un ‘adagio’. Este movimiento es lento, pausado e introspectivo. Podemos contemplar meticulosamente cada fruto bajo la luz extraordinaria del final del verano. Decía Víctor Erice en El Sol del Membrillo: «No sé cómo describirla, nítida y a la vez sombría, que todo lo convierte en metal y ceniza. No es la luz de la noche, tampoco es la del crepúsculo. Ni la de la aurora». Párate a descubrir bajo esta luz la redondez achatada, el verde mate y la herrumbre de una preciosa Manzana Reineta. Aspecto oxidado y tonalidades verdosas las comparte con la preciosa y singular Pera Conferencia. Asómbrate con la contemplación de un membrillo. A diferencia de las peras y las manzanas, la piel del membrillo se encuentra cubierta de una pelusa algodonosa que al madurar dejará al descubierto un irrepetible amarillo dorado que atesora el más fragante perfume otoñal. Este ‘adagio’ puede ser infinito puesto que cada fruto es bello y admirable.

El tercer movimiento sinfónico es un ‘scherzo’. Un movimiento triunfante y estimulante que tiene que ver con la recogida y degustación de todo este universo frutal. Todos estos frutos son sabrosos, apetitosos y seductores. Gracias a ellos en El Bierzo se ha desarrollado una ‘gastrosofía’ única. Cada temporada esperamos esta musicalidad frutal que nos prepara para el largo y profundo otoño. No te pierdas ninguno de estos movimientos, las frutas despertarán tus sentidos y tus sentimientos, prepárate para disfrutar de esta preciosa sinfonía afrutada.
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