Sin tren, y sin piedra para afilar la navaja

Ver paisanos afilando la navaja era la estampa cotidiana durante muchos años en el viejo puente de los Maristas (en Álvaro López Núñez) sobre las vías de Feve. Con las obras de 2012 las piedras con sílice desaparecieron, con la promesa incumplida de regresar. Las navajas sufren los daños colaterales

Fulgencio Fernández
07/01/2018
 Actualizado a 19/09/2019
Las piedras del puente de los Maristas sobre la vía de Feve mostraban la huella de la costumbre de afilar allí las navajas. | BLOG DIARIOS DE UNA BULTACO
Las piedras del puente de los Maristas sobre la vía de Feve mostraban la huella de la costumbre de afilar allí las navajas. | BLOG DIARIOS DE UNA BULTACO
Los alrededores de los Maristas «de abajo» (hay otro colegio en la calle Asturias) se dibujaban con un vendedor de chuches con abrigo enun carrito, las escaleras que daban al kiosco de Tiquio de los cigarros sueltos y las novelas del oeste para cambiar... y varios paisanos afilando sus navajas en las piedras (parece que con importante contenido en sílice) del puente sobre las vías de Feve.

Nunca faltabanallí paisanos afilando. Los había que venían de barrios lejanos, muchos que bajaron a la capital desde los pueblos encontraron allí la piedra que sustituía a la que llevaban en el gachapo para segar, también los militares a los que nunca faltaba en su ‘ajuar’ de campaña una buena navaja «para todo»...

Allí se daban cita cada día. Allí hablaban de lo buena que era aquella piedra, unos decían que por el contenido en sílice, otros por la arena y muchos iban a lo práctico: «Toca el filo y verás».

No les faltaba razón.
Emilio Gil, un viejo conductor de la empresa Fernández residente ahora en Asturias,paseaba el miércoles por el puente y tocaba la parte superior del nuevo puente.
- ¿Qué le pasa?

En vez de responder sacó una navaja de Taramundi del bolso. Vengo desdePinilla a afilarla, como hacía todas las semanasdesde las cocheras de Fernández cuando trabajaba. Cortaban como cuchillas después...

Menuda decepción. E hizo corrillo con su pena. Los que pasaban le iban dando la razón. Uno le contó que hubo obras «para el tren, el tranvía o nada, no sé qué»y tiraron las piedras pero otro vecino del barrio matizó: «Publicado está que iban a guardar las piedras y las iban a reponer».

- ¿Tú las viste?
- No, yo no.
- Yo tampoco.

Emilio, antes de marchar, pasó sus dedos por la nueva estructura, metálica, del puente. Su gesto lo decía todo. Su frase más. «Quitar es fácil;¿para poner estashojalatas?».
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