Sin adopciones, pero con cero abandonos en Astorga

La protectora de Astorga se encuentra en un "buen momento". A pesar de las circunstancias derivadas de la crisis sanitaria, a la que estas instalaciones municipales –gestionadas por cuatro voluntarias de Apada– no son ajenas, el número de animales que alberga, principalmente perros, se ha reducido en estos últimos meses. Actualmente, la protectora cuida de un total de 28, y todos ellos "están muy bien atendidos", relatan desde la asociación. Y es que, a pesar de las medidas de seguridad impuestas por el estado de alarma, el cuidado de los animales de la protectora no se ha visto comprometido en ningún momento. De las cuatro voluntarias con las que cuenta la protectora, dos han podido seguir yendo a realizar su trabajo, con el permiso pertinente, al igual que lo ha hecho, siempre guardando todas las medidas de protección, un trabajador municipal "que les da cariño y está siempre atento a sus necesidades", explican las voluntarias.

Las visitas a las instalaciones también se han paralizado por seguridad, pero es una medida termporalDurante estos meses en los que la Covid-19 ha estado copando los informativos y todas las conversaciones en la calle, la protectora astorgana no ha recibido ninguna entrada. Una buena noticia que, esperan, se mantenga, aunque las voluntarias temen que les empiecen a llegar camadas nuevas, porque "es la época". Pero este hecho, además, suma todavía más después d e que las encargadas de la gestión de las instalaciones municipales hayan tomado la decisión de suspender temporalmente las adopciones. "Nos daban miedo las excusasde la gente, como se ha visto en otros sitios, que los adoptan sin responsabilidad por un interés". Y aunque tienen dos cánidos pendientes de recibir un nuevo hogar, esto no pasará hasta que la situación pueda normalizarse. "Se trata de una medida de seguridad para todos, porque no se puede arriesgar".

Por otra parte, las voluntarias, durante la pandemia, también han hecho labores de psicología ‘perruna’, a través de llamadas telefónicas. Todo ello sin dejar de atender las instalaciones, perfectamente desinfectadas y cuidadas. Porque "su compromiso es todo el año, no solo ahora". Un compromiso que, por otra parte, extrapolan también al Ayuntamiento maragato, porque, relatan, "nunca habíamos tenido tanta comprensión y ayuda. Todo no se puede hacer, pero poco a poco se están haciendo cosas, como cercar el recinto para que los perros puedan correr", explican. También cuentan con ayuda externa, de la mano de gente que apadrina o que llama para preguntar por las necesidades que existen y contribuir. Por eso, las voluntarias "respiran" aliviadas sabiendo que cuentan con apoyo para ofrecer los mejores cuidados y la "mejor vida" a unos perros que todavía no han tenido su oportunidad.

Como es normal, las visitas a las instalaciones, que estaban a la orden del día, también se han restringido. Si bien, relatan, siempre hay alguien allí para "atenderles y darles cariño". Desde Apada esperan que se pueda volver a la normalidad lo antes posible. Porque si hay algo que necesiten ahora por encima de todo –en el momento que vuelva a la normalidad y se permita–, son las adopciones, pero sobre todo las de perros mayores. "La gente tiene una idea equivocada de que a los cachorros se les enseña mejor. No es así. Además, los perros abandonados son tremendamente agradecidos. La gente cuando los ve se sorprende", agregan.

Actualmente, la protectora tiene perros desde uno hasta los 16 años la más adulta, que lleva toda la vida viviendo en la perrera, porque cabe recordar que en estas instalaciones no se sacrifica. Por el contrario, se les vacuna, se les esteriliza y se les prepara para que puedan encontrar un nuevo hogar. Porque todos ellos "merecen una oportunidad".