Secundino Llorente

Simulacro de evacución de centro docente

02/11/2019
 Actualizado a 02/11/2019
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Teniendo en cuenta las necesidades de seguridad en colegios e institutos es necesario llevar a cabo ejercicios prácticos de evacuación de emergencia para cumplir con la normativa y, principalmente, para enseñar a los alumnos a conducirse adecuadamente en situaciones de peligro.

En Castilla y León es obligatorio como mínimo un simulacro en el primer trimestre del curso para evaluar la capacidad de actuación de alumnos, profesores y personal de administración y servicios ante una emergencia. Se trata de un ensayo o práctica para saber cómo se debe actuar en caso de un incendio, amenaza de bomba, temblor, inundación o huracán.

Es imprescindible una buena preparación e información. No es nada sencillo la organización del protocolo para la realización de acciones previas como la organización de los equipos de emergencia, formación en primeros auxilios, etc.

Cada centro docente puede seguir un protocolo. En nuestro instituto el director nombra a un profesor como responsable y coordinador del simulacro. Viene a ser un trabajo extra para el que se encarga de esta tarea a cambio de nada, porque él sigue dando sus clases y atendiendo a sus alumnos como antes. Él va a elaborar un dosier informativo de todas las actuaciones y lo pasará a los alumnos y profesores para que todos sepan perfectamente lo que deben de hacer en el momento que suene la alarma. Le ayuda un equipo nombrado por él que se encargará de hacer sonar la alarma, apagar las luces, cerrar el gas, abrir las puertas, ayudar a los que tienen problemas de movilidad, llevar el botiquín, marcar las rutas hasta el punto de reunión convenido, controlar los tiempos, evaluar los resultados y detectar todos los fallos cometidos en el desalojo.

Es muy importante evitar la improvisación, por lo que la preparación debe ser exhaustiva, a fin de evitar que el personal del centro incurra en comportamientos precipitados y nerviosos por lo que será necesario que con anterioridad se faciliten las instrucciones necesarias para la planificación del desalojo. Incluso puede ser necesario que el simulacro se ejecute contando con colaboración exterior de Cruz Roja, Bomberos, Protección Civil, etcétera.

Pero a la vez se debe garantizar la sorpresa. Debe simularse una emergencia real por lo que es necesario que los alumnos, profesores y personal no docente o padres no hayan sido previamente alertados del momento de la ejecución que debe ser marcado exclusivamente por el director.

Es difícil combinar la preparación para evitar la improvisación y el factor sorpresa. De no ser así el simulacro se convierte en una pérdida de tiempo inútil. Los alumnos deberán salir deprisa, pero sin correr o empujar, con orden y en silencio. No se puede permitir que se lo tomen como un recreo y salir gritando y saltando, ni darse la vuelta porque han olvidado el móvil, ni que un profesor sorprendido a medio examen no permita salir a los alumnos. La casuística de errores es muy amplia cuando no se da importancia al ensayo. Por esta razón es mejor la sorpresa y el miedo real con olor a fuego o ruidos de bombas. En ese caso sólo se preocuparán, con mucha atención, de salir lo más rápidamente posible.

Son muy importantes los tiempos máximos para la evacuación de un edificio. Si es posible en menos de cinco minutos y nunca en más de diez. Ya en el exterior del centro toda la comunidad educativa se reunirá en el lugar designado como punto de encuentro. Allí, el responsable del simulacro se asegurará de que no falta nadie. Con la ayuda de su equipo de colaboradores revisará la situación del centro después del desalojo y dará la orden de finalización de la actividad.

A partir de ese momento empieza la evaluación seria del simulacro que nos llevará a la realización de un informe en el que se recojan minuciosamente los resultados del ensayo de evacuación destacando los puntos débiles para ser mejorados en el futuro.

Podemos dar por bueno todo el tiempo que hemos dedicado a esta actividad si la comunidad escolar es capaz de asimilar las conclusiones pedagógicas que se deriven de esta experiencia por si alguna vez ‘ el lobo llega de verdad’.
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