Simplemente niños

20/06/2019
 Actualizado a 19/09/2019
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Cuando aparece un chandal, o una camiseta, que lleva el nombre del Real Madrid, o del Barcelona, todo se multiplica, todo toma otra dimensión, nada sigue siendo normal, aparecen mascotas... Y menos si en el banquillo se sienta un histórico con copas de Europa, internacionalidades y campañas de publicidad llevando trajes de multinacionales.

Por mucho que quienes juegan sean simplemente niños, llegados de todas partes del mundo, pero niños.

Sabiendo que ellos andan por aquí lo que era un torneo de infantiles o alevines pasa a ser, en las palabras de los comentaristas y en las lineas de los periódicos, el partido de las estrellas del futuro, los nombres que debemos guardar en nuestra memoria y lindezas semejantes.

¿Quién los apea después de la nube a la que se han subido?, ¿quién les cuenta que sólo son niños que juegan al fútbol?

Acudí una vez al discurso inaugural de un curso de un colegio de súper elite, una especie de Real Madrid o Barça de la enseñanza, y el ponente les dijo que no olvidaran que allí se formaban los grandes empresarios y los dirigentes del futuro. Un asistente, de un colegio público, se levantó y preguntó en voz alta: «¿Y los albañiles y ganaderos? ¿En mi pueblo?». Nadie parecía tener la respuesta.

Yo sé quién la tiene, la niña de las sandalias, que sólo ve niños.
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