Símbolos, mejor vidas

20/11/2015
 Actualizado a 14/09/2019
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En cada esquina hay un símbolo. Un gallo, una veleta, un toro banquero, una vidriera deconstruida, unas flores ya negras...

Símbolos, los llevará el tiempo.

Pero hay otros que jamás desaparecerán. No son símbolos, son ejemplos, vidas para el recuerdo, modelos que jamás se pasarán de moda porque son la dignidad, el trabajo, la entrega, la fuerza, la honradez, la lucha... Su memoria es su victoria.

Como Agustina. La madre Morala. Su hijo escribía sobre ella y ella se apagó, sin dar un ruido, sin crear un problema, como siempre, pues había pasado por el mundo solucionando problemas, no creándolos.

Cada vez que su hijo habla de dignidad, que es la palabra que más le gusta, siempre remata con el ejemplo de su madre.

Cada vez que su hijo habla de trabajo, que es el valor que más cotiza en su cuadro de honor, siempre remata recordando cuánto trabajó Agustina. Y torcía la cabeza como diciendo «no te lo creerías». Pero le creo, lo sé.

Su hijo escribía de las madres. Toño escribía de su madre y ella apagó la luz, dio por concluida su historia, seguramente ya nada más se podía hacer para mejorarla aunque bien se había ganado ver crecer a ese nieto que conoció hace un par de semanas.

Su historia ya está escrita en piedra, nadie la podrá borrar, y yo, cada vez que alguien me hable de dignidad, diré:«Como la madre de Morala».
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