Siguiendo sus costumbres

Dos jóvenes empresarios leoneses acaban de sacar al mercado el Orujo Genarín, que rinde homenaje al pellejero más popular, a su bebida favorita y ofrece cuatro variedades

L.N.C.
12/04/2017
 Actualizado a 18/09/2019
Algunas de las botellas del nuevo Orujo Genarín.
Algunas de las botellas del nuevo Orujo Genarín.
El aguardiente de orujo, o sencillamente orujo, ha venido siendo una de las bebidas más emblemáticas y consumidas, a lo largo de los siglos, en todas las comarcas leonesas. Costumbre inmemorial de esta tierra de labradores, pastores y mineros era la de ‘echar la parva’, o tomar un vasín de orujo blanco bien pronto por la mañana, acompañado de pan o de una pasta, con objeto de calentar el estómago y preparar el cuerpo para las muchas y duras labores que traía la jornada. Un día que a menudo concluía con la ‘sosiega’, es decir, la misma operación pero efectuada a la caída de la tarde. En una tierra de tanta tradición vitivinícola, además, los hollejos de la uva que sirven de base al orujo eran abundantes y prácticamente estaban al alcance de la mano: raro era el pueblo que no escondiese unos cuantos alambiques caseros en sus cuadras, leñeras y tenadas. Actualmente no es necesario afrontar tantos fríos y trabajos manuales pero la bebida sigue consumiéndose ampliamente tras una comida festiva o cotidiana, para cerrar encuentros o negocios, en forma de diarias gotas en el café y en innumerables meriendas y convites en la bodega, la taberna, la casa del pueblo o la cabana de la braña. En León, orujo es sinónimo de amistad, relajación, palique y celebración, o sea, de momentos ‘prestosos’, sean éstos grandes o pequeños.  
 
Sin embargo, a pesar de esa amplia tradición y de esa presencia diaria, hasta hoy no existía una marca que asociase tan directamente el orujo y León como la que acaba de nacer. Un nuevo producto que toma su nombre de uno de los iconos más populares, reconocibles y entrañables de nuestro imaginario regional, Genarín. La imagen del pícaro leonés, simpático, borrachín y calavera, es conocida hasta en los lugares más insólitos gracias a ser protagonista de la procesión profana más famosa de España: el Entierro de Genarín, un recorrido literario y canallesco por las calles del casco antiguo que culmina con una asombrosa escalada a la muralla romana junto a la que el humilde pellejero fue atropellado y en el que poesía y orujo establecen una alianza imposible de encontrar en otras latitudes. Con sus resonancias del León de principios del siglo XX, rústico, coplista y auténtico, los creadores del producto –que inicia en esta Semana Santa su andadura- creen que Genarín “puede y debe ser el mejor embajador del orujo leonés, entre nosotros y también a lo largo y ancho de todas las geografías”.

La marca, que cuenta con su propia página web (www.orujogenarin.com), comenzará a estar presente a partir de hoy, y sobre todo la próxima semana, en los establecimientos de productos tradicionales, y ayer se dio a conocer públicamente en el transcurso de un animado filandón celebrado en la más que centenaria Casa Benito, única taberna aún en pie que pisó el anti-héroe Genaro Blanco Blanco. En el encuentro se apuntó, de manera simbólica y bienhumorada, que la aparición de la bebida puede constituir quizá el “quinto milagro” del pellejero leonés; su conversión o transustanciación en el líquido que le acompañó durante toda la vida. Una vida que vivió con entera libertad, lejos de todo convencionalismo y al lado de los personajes más llanos, populares y genuinos de la ciudad.Los orujos Genarín son elaborados en su totalidad en León y siguiendo técnicas y procedimientos artesanales. Además, nacen con cuatro variedades distintas: blanco, de hierbas, café y crema.

La noche más esperada por los genarinianos, la de Jueves Santo, será el momento perfecto para catar este nuevo producto y recordar el brindis de  la Cofradía: «Y siguiendo sus costumbres, que nunca fueron un lujo, bebamos en su memoria una copina de orujo».
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