Siglos en el desván

30/11/2022
 Actualizado a 30/11/2022
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Hoy, a la vez que conocemos que se ha ido un grande de la música como Nemesio el gaitero de Torrestío, llega hasta este rincón de salida una hermana de la misma raza de los enredabailes, de los que han abierto las puertas del desván que guardaban siglos de vida y tradición, siglos de historia familiar y joyeros en los que iban guardando aquellas joyas que las abuelas recibieron de sus antepasadas, que ellas pasaron a las madres y que éstas han decidido sacarles brillo y lucirlas sobre los vestidos con tanto mimo bordados antes de entregárselas a sus hijas con el mismo rito y la misma carga de nostalgia que un día se las pusieron a ellas en sus manos.

Las joyas, la mayoría, son de plata vieja y otras lo parecen de tantas veces como le han sacado brillo. Los adornos, la mayoría, son de nácar y otros lo parecen de la cantidad de veces que con cuidado las han limpiado y protegido de achaques.

Los vestidos no son vestidos sino herencias. Las telas no son telas sino regalos. Los encajes no son ornamentos sino noches y noches cosiendo a la luz de las velas hasta componer esa obra de arte que solo puede hacer juego con la dignidad de quien la cose, la pasión de quien la pone y el orgullo de quien la luce.

Siglos en las sombras del desván que salen a la luz para lucir los recuerdos, para honrar las celebraciones, para mostrar la riqueza de unos ritos en los que nada se vendía en las grandes superficies.

Unos vestidos que solo hacen juego con las manos que los han cosido, con las que los han recibido, con las que los han recuperado, con las que los han valorado y le ponen voz y música a una tierra que hoy no baila pues llora otra ausencia de uno de los suyos.
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