08/12/2017
 Actualizado a 17/09/2019
Guardar
Las grietas de tu piel cuentan lo que has visto, lo que has vivido, lo que has sufrido.No sueltas una palabra, pero en cada uno de esos surcos se ve casi todo.

Unas lágrimas negras se han quedado heladas entre tus arrugas. Parecen como unas gotas de sangre recientes. Es posible que algo raro te haya pasado hace poco. Y se suma a la montaña de historias que has visto pasar bajo tus ramas desde hace más de 600 años.

No sueltas una palabra porque eres un árbol. Peroen mi imaginación creo entender un poco tu idioma. Y me cuentas bajito muchas cosas si me acerco. Si te observo con cuidado, si te escucho con atención, si te toco con afecto.Quizás los musgosy los líquenes de tu tronco deberían enfocarme el Norte, como me enseñaron en la escuela, como dice en esas guías de orientación que nunca he entendido. Pero lo cierto es que te cubren casi por completo,y leyendo tu corteza pierdo por completo el Norte. El Sur, el Este y el Oeste.¿No será que el Norte ha cambiado de sitioen este tiempo? Alguna explicación tengo que encontrarle a las cosas inexplicables que me encuentro.

Ni cuatro o cinco como yo conseguimos rodearte con un abrazo. A alguien como tú le hace falta el cariño de muchos más como nosotros para arroparte como necesitas. Llevas ahí enraizado catorce o dieciséis vidas y la mayoría de nosotros desconocemos que existes. Menos mal.

Has dado cobijo y abrigo a cientos de aves. Que se van y vuelven. O que se van y no vuelven. Eres refugio para millones de pequeños bichos que se resguardan en tus consejos. Eres alimento para infinidad de roedores del bosque. El guardiánde algunas almas, la celestina de cientos de amantes.Y posiblemente, los huecos entre tus raíces sean el hogar de alguna criatura mágica.

Tu ya eras alguien cuando un genovés, gallego, o lo que fuera (seguramente si arañamos un poco, con antepasados leoneses o bercianos, igual que todos los deportistas que ganan algo) creyó haber llegado a las Indias navegando hacia el Oeste.

Los siglos han convertido tu corazón de madera casi en un corazón de roca y seguro que crees que no hay nada que pueda hacerle daño.Aunque en el fondo sepas que uno solo de los hombres con alguna de sus máquinas o inventos podría derrumbarte. Y aún con todo eso tu sigues creciendo, y unos brotes nuevos surgen de tus ramas viejas y darán nuevos techos a nuevas aves, nuevoalimento a los bichos, nuevos rincones secretos a parejas de enamorados y nuevos refugios a criaturas mágicas. Y algo de inspiración a tantos como yo que tengan la absurda osadía de creer que saben interpretar tus siglos.
Lo más leído