Bajo el título ¿Los trastornos de la conducta alimentaria se curan? Cómo debería ser el tratamiento, el director de la unidad de TCA del Instituto Centta de Madrid explicará a partir de las 19:30 horas en la biblioteca del Colegio Marista San José los índices de recuperación de estos trastornos y las principales dificultades con las que se encuentran los profesionales a la hora de trabajar con las personas afectadas. Entre ellas, Rica destaca la tasa de abandono, «una de las mayores dificultades que nos encontramos al abordar estos trastornos, que como son una patología muy compleja requieren de tratamientos muy largos», explica señalando que la tasa alcanza el 70%. «Por muy buenos terapeutas que tengamos y por muy buenos tratamientos, si no tenemos pacientes es difícil trabajar», defiende.
La bulimia nerviosa, la anorexia o el trastorno por atracón –el que mayor índice de prevalencia tiene en la actualidad– son algunas de las patologías que se engloban dentro de los TCA, en los que la intervención precoz resulta fundamental. «Es necesario intervenir rápido, cuando se detectan los primeros síntomas, y no blanquear determinadas conductas porque cuando se empiezan a hacer eso no va a menos, las cosas que se instalan van siempre a más y es más difícil abordar un caso de larga evolución que uno que tiene una evolución más corta», asegura.Esas primeras señales pueden detectarse por el círculo más cercano de la persona que sufre un trastorno de la conducta alimenticia de dos formas que Rica diferencia. Por un lado, la parte relacionada con los propios síntomas, cuando «de repente empezamos a detectar que la persona come menos cosas que antes, se pone restricciones, empieza a estar muy pendiente de cómo se cocina, pierde peso o notas que desaparece comida o encuentras restos escondidos». Por otra, manifestaciones de tipo emocional, porque «la persona no está igual de ánimo» y «sufre un montón».
En ese momento «es muy importante ser rápidos en la reacción», asiente. Una respuesta que puede llegar aunque el paciente todavía no reconozca el problema. «Hay ocasiones en las que la persona se niega y nosotros por ejemplo recomendamos a la familia que acuda a un tratamiento especializado igualmente, que sean ellos los que empiecen el proceso mandando un mensaje de preocupación, porque es un problema que está en casa y afecta a todos», defiende, para que desde ahí la persona afectada llegue a sumarse.
En cuanto al perfil de los pacientes con trastorno de la conducta alimenticia, el psicólogo asegura que «son una enfermedad trasversal que no tiene edad ni sexo», aunque es cierto que existe «un pico de riesgo» entre los doce y los catorce años, edades «en las cuales muchas veces empiezan las primeras conductas», confirma. Aunque «en general el propio hecho de ser adolescente ya es un factor de riegos», explica.
Por otra parte, el director de la unidad de TCA del Instituto Centta asegura que el «principal desencadenante» es el comienzo de una dieta, «muchas veces con poca supervisión», en alguien «que tenga insatisfacción con su peso y su figura».
Su conferencia de este viernes, prevista de 19:30 a 21:00 horas, será el acto central de la Asociación para la Prevención y Ayuda en los Trastornos del Comportamiento Alimentario (TCA) con motivo del Día Internacional de la lucha contra este tipo de patologías que se celebra este sábado, 30 de noviembre. Además, ese día tienen programada la instalación en León de una mesa informativa en horario de mañana para dar a conocer estos trastornos y el trabajo que desarrollan.