Sienten y vibran

Manu Salamanca
10/10/2019
 Actualizado a 10/10/2019
Sigo convencido de que la más íntima e insignificante huella que protagonizamos como buena parte de la percepción de todo lo que relacionamos en un terreno que destinamos en lo personal y que hacemos muy particular y oportunamente intransferible, lo llevamos de la mano muy decididamente y en medio de numerosas muestras de incansable e inevitable habitualidad, ya que nos invitamos a ese nutrido grupo de reflexiones, que a continuación paso a paso analizamos consecuentes.

Imagino esas inesperadas conversaciones disparatadas y del todo incongruentes a las cuatro de la mañana, en medio de las sonrisas mas locas y despanpanantes que reflejan todo un símbolo de ingenuidad en medio de un creciente y desbordante arrebato, invadiéndote de inmensa alegría en tal circunstancial momento.

No es menos cierto que te hacen reír a carcajadas esas fotos desastrosas que te hicieron en alguna ocasión en tan distraída postura y con enfurecida reprimenda esbozaste divertido/a junto con ese tímido rubor que te sorprendía en tono acalorado y místico sonrojo.

¿Qué sientes en un deseado abrazo fraternal que trasladas en medio de una muy buena acogida y que exteriorizas con sonoro llanto e increíble humanidad?

Como en esos poemas de tan solo diez palabras que te afloran la más incrédula de las lágrimas que acentúas con nostalgia mediática en imborrable recuerdo.

Del mismo modo que te pones una flor en tu precioso cabello cuidadosamente peinado a la vez que te regalas un divertido guiño de ojo que juguetea sobresaltado en tu precioso semblante y que adviertes con tanta sencillez y naturalidad en el espejo de tu cuarto baño.

Incluso ese café solo muy calentito que apetece bebértelo a sorbos cada mañana, a la vez que medio dormido/a dejas volar tu deslumbrante y extensa imaginación. ¿Sabes a qué te recuerda? A que estás en la mejor compañía, sigues sin duda al lado de tu mejor versión.

Quizá esa cerveza que tomas en compañía de tu otro yo, en una barra de bar solitaria de ruidos y conversaciones animosas, desasistida incluso de esas gentes botarates y vociferonas que con tal manifiesta simpleza, irrumpen con su maldita mediocridad insultante.

Ese llanto desgarrador a media noche de tu primer bebé que te sobresalta y preocupa como que tan solo bastará con tu presencia dulce y cariñosa para alentarle y aliviarle de su pasajero malestar.

Habrá ciertos detalles que nunca se olvidan tan fácilmente. Como la nota de un controvertido y decisivo examen, como ese beso indeciso en un oscuro portal que te costó tu primera bofetada, o quizá esa película que tanto te hizo llorar impresionándote de emoción.

Esas cortas y llamativas acciones que nos dejan sensaciones diminutas que parecen intrascendentes, causan ciertas sensibilidades que sobre todo te llenan de verdadera vitalidad y energía. En mi opinión son momentos y lugares que refrescan una determinada conducta, como todas esas gentes que pasan o pasaron por nuestra vida, ese amigo que siempre está pendiente de lo que hacemos, aunque en ocasiones suene a pesado y plomizo, al igual que algunas personas que sí recuerdas en cualquier momento o lugar inesperado y que tan sólo con mencionarlas eres capaz de ponerte a temblar, sí amigos/as; aquellos que da igual el tiempo que pase, dará igual donde vivas o con quien, siempre estarán ahí.

Muchos de ellos no se vuelven a recordar, personalmente me decido por todos los sensibles, locos y bohemios, soñadores, ingenuos e ilusos, y todos aquellos que tan reiterativos se promulgan en su constante llamada al más estrepitoso fracaso, sabed que cada uno de esos instantes únicos y dulces momentos vienen impregnados de fantásticas emociones que sobre todo nos hacen sentir.

Quiero a esa gente rota y dolida, a los heridos de amor, aquellos que sangran melodías y lloran poesía, los que pintan sonrisas y crecen en utopías.

Me quedo con aquellos que se atreven a seguir soñando propagando la inicial expectativa a enamorarse algún día, con los que no se doblegan ante la frivolidad, el capricho o la apatía, con aquellos que ‘sienten y vibran’ con los que naturalmente aman todavía.
Lo más leído