Bien parece que quien está en el escenario va a lanzar algo sobre los niños, que esperan ávidos para recoger lo que les llegue; bien parece que van a sembrar...
Siembra, ellos sí lo recogen. Si le toca darle la mano a otro niño castigado por la vida se la dará y le conducirá dónde le digas, sin dudarlo, sin soltarlo por nada.
El problema es si tu le cuentas que es inmigrante, pobre, enfermo, marginal... malo. También recogerá esa siembra y mirará al biés a su compañero de viaje.
Siembra, ellos sí lo recogen. Si le cuentas que hacer deporte es crear grupo y respetar, jugar y divertirse, lo entenderá.
El problema es si tu has soñado que os va a hacer ricos a todos, que será campeón del mundo... Entonces imitará lo peor, escupirá, señalará su número y no abrirá las manos al grupo.
Siembra abrazos, repartirá abrazos. El problema si te escucha comentar lo malo que es uno, lo tonto que es el otro, lo creído que es el tercero.
Siembra cuentos a sus sueños y se despertará soñando aventuras, viajes, paraísos, vuelos sin motor... El problema es si le hablas siempre de los vasos llenos de bilis y rencores.
Siembra caramelos y cuando vayas paseando con él por la calle verás cómo mete la mano al bolso, saca un caramelo y te lo regala.
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