Si se pone negro, nieve blanca

17/03/2020
 Actualizado a 17/03/2020
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La nieve siempre es blanca. Ya sé que a veces lo dudas, cuando te quedas tirado en la carretera, cuando las vacas quedan condenadas a beberla, cuando te aísla en tu casa... pero, al final, la nieve es agua, es río, te permite abrir el grifo en agosto, regar en verano...

La nieve siempre es blanca. Parece que lo sabe y se asomó al amanecer de este segundo día de encierro, para ayudar con su frío a quitar las ganas de tomar las calles vacías.

Se asomó al amanecer para alegrar las miradas, para que las cámaras de los móviles dispararan y compartieran su presencia «¡a mediados de marzo!» con todos los grupos de amigos, conocidos, cercanos, paisanos del pueblo y encerrados del virus que en el mundo son.

Se asoma la nieve al amanecer y desata las conversaciones que sólo de ella son. Es el momento para que a los más jóvenes les puedas contar cuando se aislaba el pueblo, aquella vecina que tuvo que ser sacada sobre una escalera para poder dar a luz, aquel cura que no pudo ser enterrado durante quince días pues cuando se acababa de abrir el camino del cementerio ya se había cerrado nuevamente en su inicio, cuando un caminante se despistó y fue hallado al borde de la congelación...

Historias que escuchan, ahora sí, con tal atención que para que parezca que miran por la ventana colocan un muñeco y siguen escuchando.
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