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"Si se dan servicios, habrá que tener cómo pagarlos"

18/02/2020
 Actualizado a 18/02/2020
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"Si se dan servicios, habrá que tener cómo pagarlos". Hace unos días, éstas eran las palabras de nuestro Alcalde, justificando así su predisposición como munícipe, a la que, con sus propias palabras, calificó de «propuesta interesante», en referencia a la iniciativa de implantación de una tasa turística emprendida por su homóloga segoviana. Y..., como a toda acción, le sucede una reacción igual pero de sentido contrario, la reacción en este caso, como en la 3ª Ley de Newton, no se ha hecho esperar. Bajo el paraguas del argumento de falta de coherencia, incentivo a la economía sumergida y desincentivo a competitividad del sector turístico e inversión, se han alzado ya las voces más críticas empresariales y políticas de la ciudad.

No es que a nuestro Alcalde se le haya ocurrido unirse al hobby de los experimentos con gaseosa, pues el debate de la consabida tasa no es algo nuevo en nuestro país. Conocida incluso ya a nivel internacional, pues ¿quién de ustedes no ha advertido alguna vez en la factura de sus vacaciones la ‘city tax’ o la ‘tassa di soggiorno’?, la tasa turística se viene aplicando ya en España, en Baleares y Cataluña, si bien con diseños algo distintos y, no en vano, es un debate abierto en otras comunidades donde el turismo va de suyo, con la propia idiosincrasia de la economía zonal. Pero en un momento en que las voces por y para León se han alzado el pasado domingo, reivindicando inversión para la provincia, ¿es ésta una medida necesaria y adecuada para atraer e incentivar uno de los motores de la ciudad y de la propia provincia?

Si nos atenemos al concepto de tasa, conforme a su regulación normativa, se trata de un tributo cuyo hecho imponible consiste en la utilización privativa del dominio público, la prestación de servicios o la realización de actividades en régimen de derecho público. Por lo que, en relación a la mentada tasa turística frente a la que se han sublevado ya los empresarios leoneses del sector, ni tan siquiera, en nuestra opinión, se trataría de una verdadera tasa en términos estrictos, sino más de un impuesto, como ya han apuntado voces expertas en el análisis de la imposición de presión fiscal al turismo.

En cualquier caso, el éxito o fracaso de los impuestos o tasas se mide por su aceptación social y por los resultados que genera su aplicación, contrastados con la finalidad buscada por la norma que los impone, que no debe perderde vista la realidad social y económica de cada zona, so pena de revestirse de armas meramente confiscatorias. Por tanto, antes de lanzar dardos de iniciativas políticas, quizá sería más lógico y prudente iniciar el diálogo con todos los agentes afectados, en un proceso de reflexión previo y necesario para concretar la oportunidad o no de la bendita tasa, que ha puesto ya en jaque al sector turístico en León.

Será sólo una propuesta, una idea o una ensoñación, pero a la hora de plantearse una tasa de este tipo en nuestra ciudad, existen en nuestra opinión, importantes interrogantes que bien convendría despejarlos y pararse a reflexionar sobre ellos. ¿De qué estamos hablando, tasa o impuesto al turismo?, ¿es necesaria esta medida realmente en León?, ¿sólo se aplicaría a los turistas?, y, ¿qué ocurre con las pernoctaciones por trabajo o de otra índole no turística?, ¿qué se pretende con la recaudación?, ¿para quién, o entre qué entes públicos se repartiría la recaudación?, ¿se destinará íntegramente a los servicios turísticos?... En fin, no son pocos los interrogantes sobre los que reflexionar. Y, como interesante es lanzar cuestiones para la reflexión, quizá el debate de la tasa no esté en el «sí» o en el «no», sino en el «cómo» y «para qué» y, en analizar si con ello se alcanzaría mejorar la calidad del turista que nos visita, y la calidad de vida de los foráneos de este León que parece que ruje pero poco asusta. Entre tanto, no sé ustedes, pero yo..., mucho me temo que no dejaré mis vacaciones o estancias al albur de esa posible tasa... ahí lo dejo!
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