Si no eres lobo... pasa sin llamar

11/02/2020
 Actualizado a 11/02/2020
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Mira la foto y ya lo entiendes todo. Mira su cara y te costará trabajo creer que este perro nuestro se puede pasar toda la noche batallando con una manada de lobos, sin descanso, sin tregua, con esa cara de ángel tranquilo convertida en cara de demonio endemoniado. Sangrará y seguirá defendiendo el rebaño, no se volverá a sentar hasta que la paz haya llegado a la majada.

Mira su cara y recuerda aquella vez que paseabas por el monte cuando escuchaste a lo lejos unos ladridos roncos como la noche sin luna, que divisaste a un enorme perro que se acercaba corriendo y ladrando, te dieron ganas de correr sin rumbo cuando el pastor te dijo: «Tranquilo, no te hace nada». ¿Tranquilo? Quisiste volver a huir cuando se acercaba pero sabías que no llegarías a ninguna parte. Fue disminuyendo la velocidad al acercarse, fue dejando de ladrar y se detuvo a unos metros. Te miró y descubriste esa cara de ángel custodio que ves en la foto. Te dijo que allí estaba él para cuidar el rebaño luego nada tenía que temer quien viniera en son de paz. El pastor tenía razón.

Ahora que se recrudece la batalla por lo nuestro no sería malo volver a recordar que este mastín se apellida leonés, que más allá de que sin León no hubiera España también podríamos aspirar a ser como él: Noble, valiente, fuerte, amigo y sólo enemigo de quien es el enemigo. Si no eres lobo... pasa.
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