"Si los incendios del martes no se hubieran controlado a tiempo, podría haber ocurrido una catástrofe"

La participación de los vecinos fue clave en la extinción de la oleada de incendios de Fabero y Páramo, cuyo alcalde, Ángel Calvo, ve "mala fe" detrás de su origen

Alejandro Cardenal
17/08/2017
 Actualizado a 15/09/2019
Imagen aérea del incendio de uno de los focos de los incendios del pasado martes. | BRIF
Imagen aérea del incendio de uno de los focos de los incendios del pasado martes. | BRIF
Tras un verano relativamente tranquilo en la comarca que, salvo el susto del incendio de Borrenes que amenazó la localidad de Paradela de Muces el pasado 5 de agosto, parecía haberse librado de esta lacra, las llamas volvieron a poner en jaque a dos municipios este martes.

Poco después de las seis de la madrugada, cuando todavía era noche cerrada en Páramo del Sil y Fabero, los vecinos de Argayo detectaban varios focos de llamas en la carretera, hasta once de forma simultánea, existiendo riesgo real de que otra tragedia similar al incendio que arrasó 2.600 hectáreas en Bárcena de la Abadía volviera a repetirse apenas un año después.

La implicación de los vecinos fue clave. «Gracias a que se sacó gente de la cama y se pusieron medios del Ayuntamiento se evitó que fuera a mayores. Si no se hubiera controlado a tiempo podría haber ocurrido una catástrofe», explica el alcalde de Páramo del Sil, Ángel Calvo.

Para el regidor, detrás de los incendios hay «mala fe y muy mala intención», ya que dada la situación actual de la comarca, que está sufriendo una de las peores sequías que se recuerdan —Molinaseca se ha visto obligada a suspender la Fiesta del Agua por primera vez en más de 60 años—, las llamas podrían haberse propagado sin control.
Por ello, Calvo cree que los pirómanos deberían ser considerados autores de un delito de «terrorismo medioambiental». «Lo de este martes no tiene nombre, es increíble que un descerebrado pueda ir prendiendo a izquierda y derecha de la carretera», apostilla.

Para la alcaldesa de Fabero, Mari Paz Martínez, este ‘modus operandi’ y la «virulencia» con la que se trató de «provocar el mayor daño posible» hacen que los incendios de este martes no se relacionen con el pastoreo u otro tipo de actividades económicas como sí ocurrió en otros capítulos trágicos vividos en la comarca recientemente, como el incendio de la Tebaida berciana. «Cada vez este tipo de incendios se producen más cerca del pueblo y el día menos pensado habrá algo más que daños materiales», señala la edil, que al igual que Ángel Calvo, cree que la combinación de sequía y una población envejecida puede hacer que este tipo de incendios «acaben en tragedia».

«Hay mucha preocupación. El año pasado a estas alturas llevábamos 16 intentos de incendio. Parecía que nos habíamos librado y que las medidas disuasorias funcionaban, pero volvemos a las andadas», lamenta.
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