Imagen Juan María García Campal

Sí, el raro soy yo

01/07/2020
 Actualizado a 01/07/2020
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Escribo en un día extraño. Un día que, en verdad, no sé si percibo y siento como de transición o de desolación. Un día a cuya noche afirma el calendario que despega el mes de junio y aterriza el de julio. Un día en que, aún su calor, aún la plenitud que ofrece la naturaleza, no siento la alegría veraniega, sino que aún me recorren los más intensos escalofríos del final del invierno y la insólita primavera vivida mayormente de puertas adentro. Un día en que, llegado del matutino paseo, vuelvo a constatar la epidemia de amnesia o sinsentido, de irresponsabilidad, con que algunos nos acometen o casi embisten. Como que algunos llevásemos la mascarilla por gusto, mantuviésemos la distancia física por disfrute, como que saliésemos a la calle acobardados. Qué abundancia de ignorancia que confunde temeridad con valentía, cuando lo que más valor exige es el respeto a lo común, el esmerado cuidado de la convivencia social. Quizás por eso ayer lunes me sentí identificado con una viñeta adaptada del gran Charles M. Schulz en la que el inocente personaje de Carlitos decía: «Pero, Snoopy, hay muchas personas que son inteligentes», y el sabio perro Snoopy respondía: «Claro que sí, pero muchas son asintomáticas».

Sí, escribo en un día extraño. Un día que, en verdad, no sé si percibo y siento como de transición o de desolación. Un día que, aunque se habla de la transición energética exigida por el cambio climático, duele como un día de desolación en el que, nuevamente, cientos de puestos de trabajo desaparecen sembrando pesimismo y desamparo en cientos de familias, pueblos y comarcas sin que, hasta el triste día de hoy, ni responsables públicos ni predicadores del apocalipsis hayan planteado alternativa laboral alguna a la cotidiana vida de los afectados. De nuevo, ante los problemas que afectan a los hombres y sus días y vidas, parece más oportuno y valioso buscar y tener un culpable que una solución. Es decir, de nuevo, se torna lo oportuno («que se hace o sucede en tiempo a propósito y cuando conviene») en oportunismo («actitud que consiste en aprovechar al máximo las circunstancias que se ofrecen y sacar de ellas el mayor beneficio posible») y lo valioso brilla no sólo por su ausencia sino por su podredumbre, esta sí, bien enmascarada.

Escribo en un día extraño, sí. Aunque quizá el raro sea yo que, cuando digo alegría, no imagino grandes fiestas sino paisajes interiores. Sí, sin duda, el raro soy yo.

¡Salud!, y buena semana hagamos, buena semana tengamos. Cuiden, cuídense.
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