"Si el lobo es un bien para todos, la sociedad deberá asumir el coste de los daños que provoca"

El biólogo Víctor Casas ha colaborado con diferentes proyectos relacionados con la especie y en pleno debate pone sosiego: "Hay que tender puentes"

T. Giganto
15/02/2021
 Actualizado a 15/02/2021
Víctor Casas rodeado de burros, una especie que algunos ganaderos también utilizan para ahuyentar al lobo. | L.N.C.
Víctor Casas rodeado de burros, una especie que algunos ganaderos también utilizan para ahuyentar al lobo. | L.N.C.
Hay debates que siempre están ahí, al acecho para convertirse en el objetivo de todas las opiniones cuando la controversia salta al estrado. Es entonces cuando se escucha a unos y a otros entonar unos discursos cada vez más radicales y violentos, como si fuesen dos lobos disputándose el manjar de un corzo muerto. Sacan el diente, atacan, cada uno demuestra su fuerza como puede... Despedazan al animal. La ferocidad del lobo ilustra el propio problema que hay con esta especie a raíz de la decisión del Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico. Hace unos días, tras reunirse con la Comisión Estatal de Patrimonio Natural, abogaron por incluir al lobo en el Listado de Especies Silvestres en Régimen de Protección Especial. De llevarse a término, esto supondría que dejaría de ser una especie cinegética y que por lo tanto su caza quedaría prohibida. Unos colectivos se mostraron a favor y otros en contra de un debate que no es nuevo, que siempre ha estado ahí. No hay más que comprobarlo charlando con cualquier ganadero de extensivo de la provincia de León. Aquí todos conocen al lobo. También lo conoce bien el biólogo Víctor Casas, licenciado en la Universidad de León y participante en diversas iniciativas y estudios relacionados con la especie como experto en desarrollo rural. Él aboga por «tender puentes» entre las partes. «No es cuestión de incendiar, sino de dialogar», afirma con rotundidad.

«No es cuestión de querer o no querer al lobo, el asunto tiene muchas más aristas y es muy complejo. El lobo tiene que estar porque es un animal más pero también necesitamos a la ganadería extensiva que tiene que estar porque es muy importante a nivel social, económico y cultural. Esta es una actividad que mantiene muchos pueblos con vida y que ayuda a mantener el paisaje para que todos podamos disfrutar de él. Lo que hay que cuestionarse es si somos capaces de convivir con el lobo y para llegar a eso hacen falta estudios y mucho, pero mucho diálogo», sostiene este biólogo de orígenes leoneses.

Para Víctor Casas es posible llegar a un entendimiento y a la coexistencia del lobo y del ganadero en un mismo territorio pero para eso ve ineludible la implicación de las administraciones. Para ello establece tres líneas de ayuda que estas deben llevar a cabo: ayudas para mantener informado al ganadero, otras para prevenir ataques del lobo y otra línea de ayudas económicas «porque si el lobo es un bien de todos, la sociedad tendrá que asumir el coste económico de los daños que provoca».

El lobo tiene que estar porque es un animal más, pero también necesitamos de la ganadería extensivaVíctor Casas, que como experto en desarrollo rural está acostumbro a escuchar y a dialogar con quienes como él habitan el medio rural, reconoce que «los ganaderos no quieren eliminar al lobo, lo quieren lejos de su ganado pero lo que echan de menos es el apoyo de la administración». Muchos son conscientes de los beneficios que también aportan estos cánidos al ecosistema y es que según apunta Casas «hay investigaciones que demuestran que un territorio en el que hay lobos, por ejemplo, se reduce la tuberculosis en jabalíes y estos están más controlados así como otros animales que pueda haber enfermos que el lobo los come y contribuye con eso a controlar la población de otras especies que también son malas compañeras de la ganadería extensiva».

«Ahora se abre un panorama completamente nuevo con la decisión tomada y habrá que ver qué medidas impulsan. Lo que sí tiene que quedar muy claro es que si el lobo deja de ser una especie cinegética esto no implica que no se pueda hacer un control cinegético de la especie con una caza selectiva llevada a cabo por agentes medioambientales como se ha hecho hasta ahora», afirma. Este experto en desarrollo rural incide en todo momento en la «influencia positiva» de la ganadería extensiva para el medio rural tanto a nivel paisajístico como ambiental, cultural, social y económico. «Pero los ganaderos no tienen como único problema al lobo, hay que abordar su actividad también desde la baja rentabilidad y la presión social cada vez más elevada con el creciente veganismo y animalismo, tienen difícil el acceso a las tierras, el recambio generacional...», analiza.

Entre las iniciativas relacionadas con el lobo en las que colabora Casas está el Grupo Campo Grande, un grupo de trabajo en el que confluyen expertos de diferentes ámbitos (ecologistas, cazadores, ganaderos, biólogos...) que busca a través de la experiencia y el conocimiento vías de solución al conflicto del lobo. Proyectos como estos son los que anima Víctor a poner en marcha para llegar a un equilibrio. «Dialogar, dialogar y dialogar». «Ninguna de las partes del conflicto del lobo es tan buena ni ninguna es tan mala. Lo que se necesita es una gestión consciente», asegura Casas, quien pone la mirada en un futuro en el que se materialice la posibilidad de que puedan convivir los lobos junto al ganadero sin que ello suponga que ninguna de las dos partes pierda. «Para lograrlo hace falta tiempo y las administraciones a veces tienen prisa. Estamos ante un panorama inédito. Veremos».
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