13/06/2018
 Actualizado a 18/09/2019
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Entre humo y alquitrán, con ese ruido que parece despertar instintos más primarios en algunos, el espectáculo que se ofreció recientemente en Toral de los Vadosrememora esa España que tanta gracia nos hace y tan poco nos ayuda. La España del destape, la de los ‘bingueros’, la del café, copa y puro, la de las fiestas de camisetas mojadas y gogós en cada pueblo que quiera tener unas fiestas como dios manda, con su dosis de picardía sexual para deleite de mandamases y prohombres de cada cortijo. Lo hemos visto estos días en el Bierzo y lo vimos hace no tanto en Sariegos, cuando el entonces alcalde obligó a cancelar un striptease que había organizado la Junta Vecinal. Es decir, una entidad pública que financiaba semejante show ‘para todos los públicos’, como el de Toral de los Vados...

Las justificaciones han sido tan desagradables que nos hacen pensar que utilizar el cuerpo de la mujer como si fuera un trofeo es algo tan normal en esta sociedad que parece casi épico que haya quien crea que la igualdad no es una utopía sino más bien algo necesario para todos. Por suerte, no es habitual, y menos en lugares públicos, pero sigue habiendomuchos casos de discriminación que no acabarán hasta que todos seamos conscientes de que a nada nos lleva esa supuesta superioridad de unos sobre otros. Quizá en todo esto tengan que ver cuestiones como frustraciones de todo tipo, pero está claro que la sociedad nos reclama, a todos, pequeños grandes cambios.
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