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Sentido de trascendencia

13/07/2021
 Actualizado a 13/07/2021
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El cuarto pilar que señala Esfahani en ‘El arte de cultivar una vida con sentido’ es la trascendencia. La humildad total que sentimos cuando nos damos cuenta de que no somos más que una mota microscópica en un vasto e incomprensible universo, paradójicamente, nos invade de un sentido poderoso y profundo. Un toque de misterio, ya sea bajo las estrellas, ante una espléndida obra de arte, durante un ritual religioso o en una sala de partos de un hospital, puede transformarnos: este es el poder de la trascendencia. ‘Trascender’ significa «ir más allá» o «ascender». Una experiencia trascendente o mística es aquella en la que sentimos que nos hemos elevado por encima de lo cotidiano para experimentar una realidad superior.

Durante los estados trascendentes suceden dos cosas remarcables: primero, se esfuma nuestro sentido del yo junto con todas su preocupaciones y deseos insignificantes. Después, nos sentimos profundamente conectados con otras personas y con todo lo que existe en el mundo. El resultado es que nuestra angustia por la existencia y la muerte se esfuman, y la vida, por fin, aunque solo sea por un momento, parece tener sentido, lo que nos proporciona paz y bienestar. Cuando percibimos algo tan grande e inmenso que somos incapaces de explicarlo, como una vista magnífica, una composición musical exquisita, un acto extraordinario de generosidad o lo divino, sentimos una admiración profunda. Y esta admiración profunda pone a prueba los modelos mentales que usamos para dar sentido al mundo. Entonces, nuestra mente ha de actualizarnos para adaptarse a lo que acaba de experimentar; por eso las experiencia de misterio y trascendencia son tan transformadoras, cambian nuestra comprensión del universo y del lugar que ocupamos en el mismo.

La transformación que se experimenta con la trascendencia es profunda después de esa ‘pérdida del yo’ o ‘muerte del ego’. Puede suceder contemplando la naturaleza, en un monasterio o en el espacio. Así ha sucedido de hecho con numerosos astronautas que abandonan sus antiguos valores egocéntricos como el éxito, el disfrute y la autosuficiencia por otros autotrascendentes, como la unidad con la naturaleza, la fe en Dios y la paz mundial. Después de una experiencia trascendente el egoísmo se desvanece, se abandona toda arrogancia y salimos de nosotros mismos para conectar con los demás.
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