Sentido común

28/04/2015
 Actualizado a 26/08/2017
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El hombre, en su afán de querer arreglar todo, generalmente se enreda consigo mismo. Una lástima ya que se desperdicia una energía que, utilizada para otros menesteres, daría magníficos resultados tan necesarios en nuestra vida.

Me viene este pensamiento al ir conociendo más y más a ese personaje político que no hace ruido, sonríe, tiene buenas maneras, es educado, no asiduo a tertulias televisivas, buena planta, tiene las cosas muy claras y además, cuando habla, se le entiende todo lo que dice.

Les hablo de Albert Rivera, el líder de Ciudadanos. ¡Qué enorme diferencia con lo que ofrece el mercado! Sólo por esa diferencia o precisamente por esa diferencia se ha escapado del pelotón y camina tranquilamente hacia su objetivo. Me gusta repetirlo una vez mas: todo esto sin hacer ruido, sin pronunciar una palabra más alta que otra. Teniendo sentido común.

Este si que parece pertenecer a esa nueva generación de políticos de los que tanto espera el pueblo español y que tendrán la oportunidad de corregir lo que se haya hecho mal y de poner en marcha nuevos proyectos que sitúen a nuestro país, a España, donde de verdad merece estar. Tenemos dentro talento suficiente y ocurre que, a veces, no lo sabemos.

Hay más gente en la política, del estilo de Albert Rivera aunque no tengan sus mismas ideas. No pasa nada. Eso es bueno. Que las vayan desarrollando y que las comuniquen bien a los que quieren captar como electores. Así debe ser.

En los últimos días se habla mucho de si los partidos, en general, no emplean suficientemente bien sus técnicas de comunicación. Hay mucho de cierto en eso. Comunicar, es llegar. Y por tanto comunicar bien, es llegar bien. Lo demás no vale. Pero, la gran mayoría de los políticos, con la cantidad de asesores que tienen, no les hacen caso, al menos a los asesores de comunicación. Salvo que éstos sean malos que también puede ser. En cualquier caso, como dice el refrán, «sólo nos acordamos de Santa Bárbara, cuando truena». Eso está ocurriendo ahora. Llega un partido que comunica bien y los demás ya están nerviosos porque son conscientes del error que ellos están cometiendo. Tienen que ponerse manos a la obra. Los votos no tocan en una tómbola y el ciudadano quiere que le expliquen bien las cosas para que las pueda entender.

O sea, otra vez el sentido común. Cuanto más cerca esté de nosotros el sentido común, más lejos estará la decepción y más felices seremos. Eso exactamente está ocurriendo con está aparición en escena de este joven muy bien preparado que se llama Albert Rivera. Va poco a poco. Llegará lejos. Tiene sentido común.
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