Se van las 'purple motos'

Fin. El Purple Weekend volvió a llenar la ciudad de vespas, lambrettas, mods, otros no tanto, festivaleros... y la constatación de que esta cita sí que pone a León en el mapa de los festivales

Fulgencio Fernández
09/12/2018
 Actualizado a 18/09/2019
Un clásico del Purple, el recorrido de las motos de los asistentes por las calles de la ciudad con los leoneses haciéndoles pasillo en su camino. | SAÚL ARÉN
Un clásico del Purple, el recorrido de las motos de los asistentes por las calles de la ciudad con los leoneses haciéndoles pasillo en su camino. | SAÚL ARÉN
La verdad es que no engañan a nadie pues lo último que ofrece su programa oficial, para la noche de ayer sábado, a partir de la una y media de la madrugada es su famoso allnighter, que es tanto como decir toda una noche por delante para vivirla. Y eso han hecho la mayoría de los miles de visitantes que, un año más, han invadido de manera pacífica y púrpura la ciudad de León para participar en la XXX edición del Purple Weekend, que ya es todo un referente nacional e internacional de la música, la estética y la vida mod.

Y hoy, cuando el cuerpo lo permita, se van levantado, se despiden de los colegas, arrancan sus motos... y dejan la estela del recuerdo de otra edición, el sabor de un nuevo éxito artístico y ‘comercial’... No parece que tenga mucho sentido una guerra de cifras, 10.000, ¿más o menos? Basta recordar cómo estaban las calles de estos festivaleros cuya estética les delata, pero basta sobre todo ver cómo estaban los numerosos escenarios en los que se desarrollaron los numerosos conciertos de cuatro días de vida mod.

Unas horas, pocas, antes del allnighter con el que dijeron adiós se celebró el último concierto, motivo central de la reunión, que volvió a dejar el listón muy alto con la presencia de una leyenda del género —ya se que se repite con frecuencia en esta cita lo de leyenda, pero así es y ésa es su gracia— dejaba el listón artístico muy alto mirando a la próxima edición: Matthew Sweet, que ocupó, como no, el escenario central del festival: Son Estrella Galicia, que se ha convertido en el gran sustento de la cita.

Antes la ciudad, los más ajenos a los conciertos, las exposiciones, los libros... disfrutaron con lo que ya es una seña de identidad de este Festival Purple Weekend de León, el Scooter Run, primero la concentración de motos —vespas y lambrettas mayoritariamente— en la plaza de Botines para recorrer después las calles cercanas de la capital: la Calle Ancha, Cervantes, Torres de Omaña, Santo Domingo, Padre Isla... los visitantes miraban extrañados, admirados más bien, a Botines y el Palacio de los Guzmanes, San Isidoro después; los leoneses disfrutaban con aquella concentración de motos.

- Son las vespas de toda la vida, pero mira que arregladas las traen, pintadas y decoradas.
- Si tuvieran que ir a la mina con ellas, como iba yo.

Déjalo, que a la mina ya no van ni ellos ni el que lo dice, pero la verdad es que les hacen pasillo en casi todo su recorrido y ellos saludan cual Papa en papamóvil.

Poco después, al final del recorrido motero, comienza en Espacio Vías (otro de los escenarios) un concierto cargado de simbología y emotividad, es un grupo leonés, Los Modernos, pero es más. Uno de sus integrantes, el activo Héctor Escobar, también librero y editor, lo explica: «Hace 30 años Alejandro Diez Garín y Elena Iglesias, organizaron el primer Purple Weekend (yo les eché una mano dispersa en la organización), y tocamos Los Flechazos. Treinta años después, vuelvo a tocar, esta vez con Los Modernos. No sé si será mi último Purple pero sea lo que fuere. ‘Nadie puede parar’».

Es Héctor Escobar. Es el Purple.
Y a la misma hora que comenzaba el concierto de Los Modernos en otro de los escenarios, el Albéitar (es un no parar) otra gran cita, Paul Collins... Y pocas horas después abría las puertas de nuevo Espacio Vías para Wesley J Fuller...

Ylos franceses de The Gentlemen’s Agreements —Super Friends Band— se subieron al escenario del Glam Theatre; y desde Australia llegó Wesley Fuller a Espacio Vías... para qué seguir, es lo que hay, es como es el Purple, sumando las exposiciones de Dr. Hoffman 27, Cristina Pedreira, Javier Ochagavía Kinkman, que recorre en fotos los 30 años de esta cita.

Un sinvivir que ha hecho a este purple único. Y que seguramente ya tiene a Constan Chao, el cerebro actual del invento, dándole vueltas a la XXXI, fiel a sí mismo, «aquí no se repite nada. Hay que sorprender».

Hoy, se van las motos.
Lo más leído