Secundino Llorente

Se puede aprender a ser feliz

27/05/2021
 Actualizado a 27/05/2021
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El mes pasado, el 14 y 15 de abril, se celebró el Congreso de Educación ‘Ciento Volando’, organizado por SM, al que asistieron ‘online’ más de 7000 docentes para reflexionar sobre los desafíos actuales de la educación basándose en las experiencias de docentes y equipos directivos. ‘Ciento Volando’ se centra principalmente en los temas más destacados en el informe ‘Volvemos a clase’ de la Fundación SM, sobre cómo vivieron profesores y alumnos el confinamiento y sobre cómo mejorar la educación. Los puntos básicos son el esfuerzo excepcional del profesorado en la pandemia y el bienestar emocional.

De lo primero ya hemos hablado hasta la saciedad este año, pero nunca pecaremos por exceso volviendo a recordar e insistir en el enorme esfuerzo realizado por profesores y centros educativos para hacer frente a esta situación tan difícil de la pandemia, para adaptarse al confinamiento: enseñar a sus alumnos en condiciones desconocidas y adecentar colegios e institutos para la vuelta a clase. Las conclusiones del Congreso en este punto se pueden resumir en que «no es suficiente el reconocimiento del esfuerzo del profesorado y de los centros durante la pandemia, se necesita más apoyo y mejores condiciones para los profesores y más recursos para los centros que más lo necesiten, para luchar contra el abandono escolar y para que los alumnos no se retrasen». Hay que impulsar un proyecto que ilusione, apoyar el desarrollo profesional de los docentes, así como cuidar el bienestar de los alumnos en una enseñanza que prime métodos más colaborativos, de aprendizajes basados en proyectos, donde la cooperación y el apoyo entre los alumnos esté en primer plano para avanzar en su aprendizaje. El informe refleja unos datos que considero interesantísimos para los profesionales de la educación: «el 69% del alumnado dice haberse manejado bien con la docencia a distancia y que el 85% se ha sentido apoyado por su familia. Además, ha concluido que el profesorado prefiere claramente el modelo presencial (el 95,2%) y que 9 de cada 10 docentes cree que los alumnos aprenden más presencialmente. Por último, en cuanto al sistema de evaluación hay discrepancia entre los dos colectivos: el 85% del alumnado se manifestó satisfecho con la evaluación realizada (lógico, aprobaron todos), mientras que sólo el 35% del profesorado valoró positivamente el sistema de evaluación».

El segundo tema, ‘el bienestar emocional’, sí que ofrece una novedad interesante para mí. Nunca imaginé que pudiera haber una asignatura cuyo tema fuera: ‘Se puede aprender a ser feliz’. Me encanta el descubrimiento.

Si yo fuera el propietario o el responsable de un centro educativo trataría de que no le faltase nada imprescindible para conseguir la mejor educación de los alumnos, pero tengo muy claro que el mejor atractivo, aliciente o incentivo sería que puediera presumir de estos dos rasgos distintivos: los alumnos promocionan y son felices. A la hora de hacer publicidad o propaganda hay que vender aquello que los padres, y los alumnos también, quieren comprar; y es evidente que lo que ellos pretenden es aprender y, por consiguiente, pasar de curso; y además ser felices. El centro educativo que consiga estas dos cualidades tiene asegurado el ‘overbooking’. Llevo toda mi vida profesional luchando contra el fracaso escolar. He empleado miles de horas tratando de lograr que ningún alumno se viera obligado a tener que repetir curso. Es muy difícil, pero algo se puede conseguir. En el momento de mi jubilación nos sentíamos satisfechos de los éxitos del centro: Premios extraordinarios, olimpiadas, concursos de oratoria, bachillerato internacional, éxito en selectividad, etc. pero el dato del que más orgullosos nos sentíamos era que ese día, 28 de junio, los ciento veinte alumnos de primero de ESO ya pasaban todos a segundo, sin esperar a septiembre. Cero repetidores. Detrás quedaban muchas horas de dedicación a nuestro Plan de Refuerzo, pero sí había funcionado. Esa asignatura la teníamos bien aprendida, pero la de ‘ser felices’ no la habíamos preparado.

El Congreso de Educación ‘Ciento Volando’ de SM consiguió traer al más afamado maestro de la felicidad en el mundo, Ben-Shahar, profesor de Psicología Positiva de la Universidad de Harvard, para hablar de las relaciones sociales, la amistad, el manejo de las emociones negativas o las rutinas cotidianas más allá del ámbito docente. Él defiende que a ser feliz se aprende y eso debería ser enseñado en los colegios. Estas podrían ser alguna de las pautas de la enseñanza que nos dejó el gurú Ben-Shahar: «Cuando aumentan los niveles de felicidad se está mejorando el rendimiento escolar porque aumentan las funciones cognitivas, mejora la memoria, la creatividad, la innovación y la motivación». Y dio algunas claves para que el profesorado introduzca en el aula cómo activar su curiosidad, fomentar el ejercicio físico que ayuda también a estudiar mejor y a lidiar con el trastorno del déficit de atención, y animar a llevar un diario donde expresen sus emociones libremente porque «cuando rechazamos las emociones dolorosas se vuelven más fuertes». También habló del papel de las redes sociales en la vida de los jóvenes, «donde parece que a todo el mundo le va genial, menos a mí». Por eso, anima a profesores y a familias a crear para los niños una imagen realista en lugar de una demasiado optimista de sus vidas. «Está bien decirles que hay obstáculos y sufrimiento en el mundo; queremos prepararlos para la vida real, no para un cuento de hadas. El mensaje que tenemos que transmitirles es que podemos trabajar, lidiar con las dificultades; que puedan tener herramientas y hacer cosas para ser más felices». «Se puede enseñar y aprender a ser feliz como se enseña lengua o matemáticas».
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