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Se partieron la cara

31/03/2015
 Actualizado a 14/09/2019
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El afán de la Cultural no tiene límite tras otra lección de coraje en las peores condiciones y ante el peor rival posibles. A la victoria llegó a través del sudor y de la sangre, ejemplificada en la fractura del pómulo de Carlos Tornero. A la hora de partirse la cara, hay cola en el vestuario, aguerrido y comprometido como pocos se han conocido en los últimos lustros. No fue la mejor versión futbolística porque el estado de alguno de los jugadores aconsejaba banquillo, pero Cabello no tenía más bueyes con los que arar. ¡Y se fueron de rositas aquellos que se cargaron el necesario filial en Tercera!. Mención particular para cinco gigantes: Iván, Santos, Tejedor y Villarejo. Los zagueros fueron inabordables y no fue porque el Racing no percutió sobre el área local.

Intensidad, anticipación y contundencia para liderar al equipo, que esta vez necesitó mucho de sus defensas. Y, por supuesto, Leandro. Al meta le hizo justicia su parada final para incrementar la notoriedad de su momento de forma. Hay trabajo y del bueno en el grupo de arqueros que comanda Caneda. Porque en la estirada al caprichoso penalti señalizado en su contra hay trabajo de trastienda en forma de conocimiento del lanzador rival y de sus costumbres. El fútbol le debía una al portero y a la Cultural. A punto estuvo de robársela el temeroso colegiado, que vulneró por dos veces el reglamento. Se retractó de su primera decisión, una infracción del cuadro atacante, y castigó como mano el rechace del balón en el cuerpo antes de estrellarse en el brazo de Santos, eso que a los clubes se les ha dicho por activa y por pasiva que no se penaliza.

La apresurada carrera de su asistente al vestuario es un indicio de la intranquilidad de sus conciencias. Cayó otro grande en el Reino y tras esta pirueta, la Cultural prepara un salto mortal.
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