¿Se equivoca Francisco?

¿Se equivoca Francisco? El cronista necesita meterse en algún charco, para ver lo que se siente, y aprovecha el nombramiento del nuevo Arzobispo de Tarragona por el Papa Francisco. Tomás Sánchez Santiago ya nos explicó «Para qué sirven los charcos». Pero uno necesitaba experimentarlo. – «Metomentodo, que te metes en el lodo… – Por meterme en todo…»

Pues es el caso que le sucedió a nuestro Padre Isla que, estando en una conversación en casa de sus protectores, los condes Tedeschi, el cardenal Malvezzi anunciaba la inminente elección de un nuevo Papa, favorable a la beatificación de Palafox, enemigo acérrimo de los jesuitas. El abate Isla, jesuita, de casi 80 años, expulsado de España por Carlos III, protector del candidato al papado, protestó: Será un grave error. El cardenal le recordó que sería cosa del Espíritu Santo, que no se equivoca nunca. Pues, en este caso, se equivoca, sentenció Isla. Lo que le costó entrar una temporada en la prisión eclesiástica más cutre, la de Budrio, desde la que escribió a su hermana unas cartas que ni les cuento…

Pues resulta que, ante la renuncia, por edad, del titular de la diócesis de Tarragona, y cuando todos esperaban a un sucesor «no nacionalista-separatista», el bueno del Papa Francisco elige como arzobispo a un canónigo de Gerona, Joan Planellas, que ni siquiera es obispo, pero que se ha distinguido como ultracombatiente nacionalista. El fue quien mandó colocar la ‘senyera’ en el campanario de Jafre, aconsejando a la mujer del catalán no separatista, e inventor de Tabarnia, Boadella, que colocara una bandera española en el balcón de su casa como contrapeso. Parece que obedece a una organización cuyo lema es ‘Queremos buenos obispos catalanes’. Y esto le recuerda al cronista una anécdota que le contara el gran Francisco Candél, el autor de ‘Los otros catalanes’ y de ‘Han matado a un hombre, han roto un paisaje’. Proliferaban entonces en los muros de Barcelona las pintadas: «Queremos obispos catalanes». Y uno añadía un NO delante, con lo que quedaba en: «No queremos obispos catalanes». Y la remataba un otro que tachaba el final, y el slogan quedaba en: «NO queremos obispos».

Francisco Candél, amigo del policía-novelista Tomás Salvador, el de ‘Cuerda de Presos’ sabía de obispos lo que no está escrito. Y cuando nombraron al de Astorga para Barcelona, enseguida le dio el visto bueno, a pesar del rechazo de los catalanistas. ¿Que Bergoglio no es lo que parecía? Puede ser. Desde luego en la entrevista con Jordi Evole no dio la talla de estadista. Pero que en este caso concreto se equivoca, vaya si se equivoca. Y se lo dice uno de Vidanes…