Una causa de muerte que durante mucho tiempo ha permanecido oculta ante la creencia de que darle publicidad podría tener un efecto llamada y elevar el número de casos. Sin embargo, este tipo de argumentos parecen haber quedado atrás al quedar claro tras el confinamiento que la mejor manera de afrontar los problemas de salud mental pasa por darles visibilidad para que la gente sea consciente de su existencia y se puedan tomar medidas para prevenir las conductas suicidas.
Los datos sobre causas de muerte que publica el Instituto Nacional de Estadística (INE) reflejan grosso modo que medio centenar de personas se quitan la vida cada año en la provincia de León. Sin embargo, hay que tener en cuenta a quienes muestran este tipo de conductas autolíticas a pesar de que finalmente no consigan su objetivo.
Y en este sentido, los datos que maneja el servicio de Emergencias 1-1-2 cifran en un total de 603 los intentos de suicidio que se registraron en la provincia de León durante el año que acaba de terminar. Esto supone un fuerte repunte (+11,6%) en comparación con los 540 que se habían contabilizado en 2021 y consolida la tendencia al alza de los últimos ejercicios, tal y como puede comprobarse en las tablas que acompañan a esta información. Concretamente, en el año 2018 fueron un total de 414 las emergencias derivadas de conductas autolíticas, cifra que pasó a 419 en 2019 y a 464 en 2020.
Si tenemos en cuenta los datos referidos al conjunto de Castilla y León, el 1-1-2 alerta de que el número de intentos de suicidio es también muy superiores al de cualquier otro año. A este respecto, a lo largo del 2022 se atendieron más de 3.600 emergencias derivadas de conductas autolíticas, mientras que en 2021 habían sido 2.953; en 2020, 2.556 y en 2019, 2.179.
Retomando los datos de muertes por suicidio, las 48 de 2021 dejan datos muy similares a los de 2020 y 2021, ya que en ambos ejercicios se contabilizaron un total de 49 en la provincia.
Si echamos la vista más atrás, cabe destacar que la serie histórica del INE arranca en el año 1980 y que el dato más elevado corresponde a 1994, cuando se contabilizaron en la provincia de León un total de 65 muertes voluntarias. Mientras, el más reducido corresponde al primer año de la estadística (28).
En definitiva, el acumulado de casos de suicidio que se han producido en la provincia de León desde que existen estadísticas se sitúa en 1.973.
A esta cifra habría que añadir los 17 suicidios que los datos provisionales del INE reflejan para la primera mitad del año que acaba de terminar y que sí reflejarían una tendencia a la baja, puesto que en el mismo periodo de 2021 habían sido 25.
En cualquier caso, para tratar de cambiar esta realidad y mitigar el número de casos, los expertos abogan por el diseño de un plan integral de prevención de la conducta suicida que incluya implantar servicios especializados en suicidio en Atención Primaria, contando con psicólogos que puedan valorar factores de riesgo desde edades tempranas y en periodos incipientes.
Es preciso destacar finalmente que la importancia de contar con estos servicios especializados se explica por la dificultad de detección por parte de las familias de los pequeños indicios que pueden alertar sobre un suicidio, que en la mayoría de las ocasiones únicamente se interpretan como señales cuando lamentablemente ya ha ocurrido. Los cambios en el comportamiento (ya sean bruscos o paulatinos) o en el aspecto físico, así como problemas en el trabajo, incapacidad para gestionar las emociones o la verbalización de angustia ante la vida son los principales signos de alerta en personas que pueden tener inclinaciones suicidas.
Esos mismos expertos explican que han aumentado las muertes por suicidio en nuestro país, pero también las peticiones de ayuda, lo que denota que se ha empezado a romper el tabú en torno a esta trágica realidad. En todo caso, ven «alarmante» la incidencia en la población joven (el suicidio en 2020 pasó a ser primera causa de muerte por causas externas), ya que en ese año se contabilizaron en España 300 casos en jóvenes de entre 15 y 29 años.
Otro tipo de emergencias
Más allá de alertar del aumento de intentos de suicidio, el teléfono de emergencias 1-1-2 Castilla y León, que se gestiona desde la Consejería de Medio Ambiente, Vivienda y Ordenación del Territorio de la Junta, cierra un año que ha supuesto la vuelta a la normalidad tras dos años complicados para este servicio público debido a la pandemia.
Durante el 2022 han ido desapareciendo progresivamente todas las emergencias relacionadas con el coronavirus, desde las llamadas motivadas por incumplimiento de medidas covid hasta las consultas médicas. El descenso en el número de llamadas ha permitido cerrar la línea 900 que Emergencias Sanitarias –Sacyl– publicitó con el objetivo de gestionar la pandemia sin colapsar el resto de líneas de emergencia.
Ahora bien, la vuelta a la normalidad sanitaria también ha devuelto las cifras de determinados incidentes que derivan en una llamada de emergencia al 1-1-2 y que habían disminuido notablemente con la pandemia, como los accidentes viales, atropellos o peleas, entre otros. En 2021, ya se observó un incremento significativo de este número de sucesos respecto a 2020, y 2022 ha seguido la misma evolución hasta alcanzar cifras similares a los años anteriores a 2020.