Se cae el proyecto agrícola de 10 millones de Fabero y Vega por la mala gestión de los montes bercianos

El empresario que quería ubicar una plantación de almendros en la zona se ha encontrado con irregularidades en las propiedades catastrales que podrían tener consecuencias legales para su negocio

M.I.
20/07/2018
 Actualizado a 16/09/2019
Una de las reuniones mantenidas con los propietarios para desarrollar el proyecto. | ICAL
Una de las reuniones mantenidas con los propietarios para desarrollar el proyecto. | ICAL
La compra de las fincas a lo largo de 220 hectáreas de los parajes de la Llana de Sésamo, la Llana de San Pedro y Pedragales, entre los municipios bercianos de Vega de Espinareda y Fabero era condición indispensable para que saliera adelante el proyecto agrícola por el que el empresario Ángel Pérez pretendía proceder a la plantación de 300.000 almendros y 30.000 nogales.

Tras varias reuniones con los propietarios de las fincas, el problema con el que se encontró el promotor y que ha intentado solucionar en los últimos ocho meses, fueron las irregularidades catastrales en 500 fincas, que aparecen con propietarios cuyos nombres y apellidos no son conocidos en la zona, explican los regidores de Vega de Espinareda y Fabero, Santiago Rodríguez y Mari Paz Martínez, desalentados por la noticia. “Es un tema jurídico que ha estado mirando el promotor y que le podría traer problemas, por eso le han desaconsejado que siga adelante con el proyecto”, explica Rodríguez.

Pese a que los Ayuntamientos han seguido muy de cerca las intenciones del empresario, que reconoce y agradece su apoyo, empujando un proyecto que “aunque no sabíamos el empleo que iba a crear, era un revulsivo importante para el atractivo de la zona, que cada vez está quedándose más olvidada”, lamenta Martínez “nos cerrarán la mina y aquí no vendrá nada, a no ser que la Junta traiga por las orejas a alguna empresa”.

Precisamente a la administración territorial es a la que piden que examine las causas de fondo de esta caída del proyecto, puesto que la legislación actual no permite hacerse con parcelas de monte sin propietario “tendría que establecerse una obligación de ceder ese espacio para que se mantenga, no cambiar la propiedad, pero si se mantiene, que se cedan los beneficios”, dice el regidor de Vega. Igual que los Ayuntamientos obligan a los propietarios de las parcelas a tenerlas limpias por ordenanza, considera que esa sería una salida, no solo para que estos proyectos no se escapen, sino también para luchar contra los incendios forestales.

Se van 10 millones

La mala gestión de los montes bercianos está, finalmente, bajo la escapada de este proyecto empresarial que sumaba 10 millones de euros de inversión y que planteaba la producción de varios miles de toneladas al año, que se destinarían principalmente a la exportación, aunque habría una línea de negocio dedicada a generar un mayor consumo a nivel nacional. La idea era reinvertir en la zona, porque la familia empresaria tiene raíces en ella y ha crecido al calor del sector del cereal. Se trataba de un proyecto moderno y tecnológico pero requería esas parcelas. Al detectar estos problemas “irresolubles” dice Martínez, el empresario decidió cambiar un poco el trazado y acercarse más a Fabero, donde las propiedades estaban más claras, pero la cercanía a un centro de tratamiento de residuos, sumado a que la calidad del suelo y la orografía podrían ir en su contra “porque era propicio a las heladas”, tampoco pudo hacer que se encajara ahí.

¿Esperanza?

Así las cosas, Fabero y Vega ven pasar de largo uno de los mayores proyectos inversores para la zona, aunque mantienen la esperanza de que pueda haber un replanteamiento “va a ser muy difícil, pero vamos a hacer todo lo que podamos”, dice Martínez.“Estamos desesperados. Esto provoca desaliento y mucha desesperación”, dice la regidora. El alcalde de Vega también quiere ver algo de esperanza en una reunión que dentro de un mes mantendrá con el promotor “vamos a intentar hacer algo, pero el proyecto previsto no podrá ser”, asume.

Las micropropiedades típicas en la comarca y la falta de una concentración parcelaria que pudiera desarrollarse con rapidez hacen pensar en que ningún proyecto de esta envergadura volverá a llamar a las puertas del rural berciano.
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