Santiago Castellanos: "Me gustaría que el mensaje de mi novela fuera de tolerancia"

El profesor titular de Historia Antigua en la ULE y novelista firma ejemplares este sábado (de 12:30 a 13:30 h.) en la Librería Universitaria de su cuarta novela, ‘El libro de los crímenes’ (Ediciones B), que vuelve a ambientar en el siglo V con el ocaso del mundo romano

Joaquín Revuelta
13/02/2021
 Actualizado a 13/02/2021
Santiago Castellanos es profesor titular de Historia Antigua de la ULE.
Santiago Castellanos es profesor titular de Historia Antigua de la ULE.
La firma de ejemplares este sábado de ‘El libro de los crímenes’ (Ediciones B) en la Librería Universitaria a cargo de su autor, Santiago Castellanos, se va a convertir en el primer acto público relacionado con la nueva publicación del profesor titular de Historia Antigua en la Universidad de León, que en esta ocasión se adentra en el terreno de la ficción con una novela histórica ambientada al igual que otras suyas en el siglo V, donde una serie de violentos asesinatos y un libro perdido harán tambalearse los cimientos del Imperio romano. Desde el jueves la cuarta novela del autor riojano se encuentra en las librerías, un momento que Castellanos vive con ilusión y cierta sensación de vértigo. «Por mi profesión me ha tocado escribir libros académicos –el último se ha publicado en Estados Unidos hace unos meses–, lo que pasa es que con las novelas el proceso creativo es totalmente diferente. Pones de ti, de tu experiencia, de tu creatividad, de la magma literaria que quieres ir pergeñando, que tardas muchísimo tiempo, y naturalmente cuando llega el día de la publicación tienes mucha ilusión, y luego también, no te voy a engañar, un poco de vértigo por ver la respuesta de los lectores», reconoce el doctor en Historia por la Universidad de Salamanca y profesor invitado en las Universidades de Oxford (Reino Unido) y de Notre Dame (EEUU), cuyo ensayo científico ‘The Visigothic Kingdom in Iberia. Construction and invention’ ha sido reconocido recientemente por la Universidad de Pensylvania como un texto de referencia sobre la Hispania visigoda. Preguntado si le satisface más ese reconocimiento académico que el éxito popular que ha alcanzado con sus cuatro novelas, Santiago Castellanos reitera que son dos modalidades totalmente diferentes y que en el primero de los casos supone un reconocimiento a muchos años de investigación, de estudio científico, académico, de profesorado universitario, etc. «Esto otro me interesa igualmente mucho, no solamente por la cuestión literaria en sí misma sino también al tratarse de novelas históricas digamos que llegas, sobre todo en editoriales tan potentes como Penguin Random House, a miles de lectores, de manera que también es una responsabilidad social. Fíjate que la Historia siempre se ha prestado a manipulaciones y abusos, entonces no está demás que los académicos también lleguemos a mucha gente por mecanismos totalmente diferentes a los que normalmente utilizamos, sin renunciar a ellos, por supuesto, porque ante todo es nuestra profesión, pero en este caso una novela histórica con el apoyo de una gran editorial te permite llegar a muchas personas y por lo tanto esas personas –al menos ese es mi objetivo–, además de entretenerse con una trama que les atrape, también aprenden Historia. Como te decía son dos dimensiones totalmente distintas pero las dos son muy satisfactorias».  

Preguntado también de qué manera el académico ha influido en el literato y el literato en el profesor a la hora de explicar la Historia a sus alumnos de la Universidad de León, Santiago Castellanos confiesa que la manera de impartir las clases no ha variado por el hecho de que desde hace unos años cultive con éxito la novela histórica. «Lo que sí ha variado es mi convencimiento absoluto creciente de la necesidad que tenemos de llegar a mucha gente para hacerles entender cuestiones claves de la Historia: el origen del cristianismo, el final del Imperio romano, cuánto de romano hay en nosotros, todo el tema de los bárbaros, los visigodos, etc, que en la Historia de España son épocas determinantes. Eso por un lado. Con relación a la primera parte de tu pregunta te diré que el creador literario, al menos en mi caso, asume la base empírica, la base científica, la base académica, que es mi faceta de profesor universitario y de investigador en esos temas, y sobre esa base construye la trama, los personajes, la historia con h minúscula que vas a contar dentro de la Historia con H mayúscula. Cada vez me interesa más y he apostado fuertemente por eso, sobre todo en esta última novela, por primar la intriga y que la Historia esté presente en cada página pero aparentemente sin estar. Y que al final del libro el lector, casi sin haberse dado cuenta, sin haber apabullado con datos ni nada por el estilo, esa trama literaria y de intriga, casi detectivesca, le haya conducido a aprender Historia, además de haberse entretenido con su lectura», sostiene Castellanos, para quien la novela histórica tiene que estar bien anclada y bien cosida con la época histórica de la que se trate, bien sea la Revolución francesa, la Guerra Civil o en este caso la crisis del mundo romano. «La novela histórica tiene que estar anclada a la Historia, pero yo creo que precisamente por ser novela histórica puede correr el riesgo, si es absolutamente recurrente a los datos, etc, de ser escasamente literaria. Yo creo que es una lucha que hay que mantener y por eso en esta última novela, ‘El libro de los crímenes’, apuesto decididamente por el género thriller histórico, por esta intriga de las pasiones, de los intereses, pero a la vez todo está basado en cuestiones que sí son históricas. Por ejemplo en esta novela, por eso se titula así, hay un libro que sabemos que existió, pero lo sabemos después de mucho estudio de las fuentes del siglo V en Hispania, y que después desapareció como tantos otros libros del mundo herético. Ahí está la base de las intrigas que aparecen en la novela».Hablando de libros no puedo por menos que preguntar al autor por la huella que ha podido dejar Umberto Eco en su más reciente publicación. «Bueno, son palabras mayores. Yo creo que el maestro Eco, con toda su sabiduría filológica en este caso, logró, sobre todo en ‘El nombre de la rosa’, llegar a todas las capas de lectores posibles. Desde lectores muy cultos hasta lectores que prácticamente podían saltar las páginas en las que expresaba párrafos en latín, por ejemplo. El elemento del libro como escenario de la lucha por el poder es probablemente algo que está en ‘El nombre de la rosa’ y que en buena medida también está en mi novela. Y en ambos casos con fundamentos históricos. ‘El nombre de la rosa’ está ambientada en la época medieval y mi novela transcurre a finales de la Antigüedad, justo antes de la Edad Media, y es el momento en el que esa lucha por el control de los libros es creciente. Desde la época de los sumerios y los egipcios siempre ha existido un combate por la información, por quién controla la escritura en aquellos casos. Mi novela tiene un poco que ver con eso, cómo se consiguió que determinados libros lograran  salir adelante y cuáles otros no. Al ciudadano del siglo XXI esto le puede parecer una banalidad, pero estamos en el final del mundo romano en el cual los libros que se consiguió que triunfaran fueron los que supusieron la base para la Edad Media. Así que es un momento muy determinante», argumenta Castellanos, sabedor de que en aquel periodo histórico se libraba también una férrea lucha por las ideas. «Es un momento determinante para la historia de Occidente porque es el momento en el que el Imperio romano ha decidido apostar por una de las variantes dentro de los cristianismos que es el catolicismo, sobre todo a partir de Teodosio a finales del siglo IV en que por una serie de normativas jurídicas se impone esa variante y todas las demás quedan fuera, de manera que la lucha por las ideas en ese momento se va a jugar en dos tipos de escenarios. Por un lado, dentro del cristianismo contra todos los cristianismos que no fueran catolicismo, es lo que se conoce como herejías, y el otro escenario es fuera del cristianismo donde se va a perseguir a lo que se considera como idolatría, más tarde conocido como paganismo. Esa lucha por las ideas se va a hacer de distintas maneras, con la palabra, a través de los sermones que tenían una enorme fuerza comunicativa porque llegaban al público iletrado, que mayoritariamente no leía absolutamente nada, pero también con la fuerza de la ley. El Imperio romano tardío emite una serie de leyes para perseguir a todos aquellos que piensen de otra manera que no sea la religión oficialmente aceptada. La lucha por las ideas se juega en todos estos escenarios y volvemos al tema de los libros, que eran la expresión material, visible, que se podía tocar y se podía leer, y que también tenían que ser perseguidos. De hecho hay leyes que hablan de la quema de libros. El público puede tener en mente el mundo medieval, pero empieza a finales del mundo romano».Santiago Castellanos ha situado la trama de ‘El libro de los crímenes’ en Asturica, una elección sustentada en la evidencia empírica de una persecución contra herejes que se dio en Asturica a mediados del siglo V. «Esa es la base histórica de la novela. Además hay un personaje que sabemos que existió y digamos que el protagonista de mi novela, que se llama Festo, es un ‘alter ego’ de este personaje que te cuento. Entonces sabemos que estos herejes, que fueron descubiertos en Asturica por investigaciones del obispo Toribio, apoyado por otros obispos de la zona noroestes de Hispania, fueron llevados a Emerita, la actual Mérida, para ser juzgados por otro obispo. Hay todo un trasiego de herejes por la vía romana que comunicaba Asturica con Emerita a mediados del siglo V mientras el Imperio romano políticamente se desmorona. Además en toda esta zona, incluyendo Asturica, los suevos habían instaurado su reino. Es una coctelera explosiva entre bárbaros, herejes, un Imperio romano en disolución, los obispos católicos que están asentando su poder e intentan que nadie lo desafíe y la lucha descarada unos por conservar estos libros prohibidos y otros por hacerlos desaparecer».

Toda novela histórica siempre busca o al menos lo pretende alguna lectura que sea válida para el mundo de hoy. En el caso de ‘El libro de los crímenes’ su autor asegura que la idea que prevalece sobre cualquier otra es la tolerancia. «El lector va a encontrar un mundo de persecuciones, un mundo de intolerancia, pero también un mundo de generosidad. Lo estamos viendo ahora con la crisis sanitaria y económica que estamos padeciendo. Las crisis sacan lo peor pero también lo mejor de las personas. El mensaje para el presente de mi novela tiene que ver con una lectura de la Historia, con todas las precauciones porque hay muchas diferencias entre el final del Imperio romano y nuestros días, pero sí me gustaría que el mensaje fuera de tolerancia. Vivimos en un mundo –también en redes sociales se puede ver– de creciente intolerancia que a mí me preocupa muchísimo y la novela está ambientada en una época en la que la intolerancia tuvo consecuencias dramáticas. Ese sería el mensaje o la lección para nuestros días», sugiere Castellanos, para quien ese declive del Imperio romano que ha sido el escenario de casi todos sus escritos también proporciona lecturas aplicables al mundo de hoy. «Como siempre digo hay que poner unas distancias, unas precauciones cuando hablamos de comparaciones entre el mundo antiguo y el actual. Fíjate que desde la Ilustración, desde la época de Montesquieu que escribió un ensayito sobre el final del mundo romano o de Gibbon que también vivió en aquella época y es autor de una obra monumental, ‘Historia de la decadencia y caída del Imperio Romano’, a la intelectualidad europea siempre le ha preocupado lo que le pasó al mundo romano. Con todas las distancias y las precauciones académicas en este caso, es cierto que hay elementos como el alza de los precios, el choque de culturas que no logran terminar de comprenderse, lo mismo con las religiones, la intolerancia creciente..., hay otro elemento fundamental que es el recrudecimiento de la presión fiscal y la quiebra de las clases medias. Te he enumerado como media docena de elementos que considero que son bastante útiles para reflexionar al respecto», comenta el historiador y novelista, que en la actualidad compagina la promoción de su último libro a través de redes sociales y a la espera de que la situación mejore para una futura presentación de ‘El libro de los crímenes’ en Madrid y otras capitales con los preparativos de su próximo proyecto editorial, que esta vez quiere tomarse con un poco más de calma. «Cuando estás terminando un libro o ya se está publicando, como en este caso, y al mismo tiempo ya estás dándole vueltas al siguiente proyecto es un momento que mezcla lo ilusionante con lo estresante. Porque te vuelcas en la promoción y a la vez en el sótano de mi cabeza ya están en ebullición ideas que quiero tomarme con calma para en un futuro relativamente razonable intentar sacarlo adelante», concluye Castellanos.    
Lo más leído