Santi Balmes: "Me he quedado en ropa interior, pero no desnudo"

Uno de los integrantes de Love of Lesbian habla sobre su último libro con motivo de la visita a León del pasado viernes con su banda

David Rubio
20/01/2019
 Actualizado a 18/09/2019
Balmes durante el concierto de del pasado viernes en León.| SAÚL ARÉN
Balmes durante el concierto de del pasado viernes en León.| SAÚL ARÉN
La de Santi Balmes es una creatividad que, cuando menos, se puede calificar de torrencial. Su extrema inquietud traspasa los himnos generacionales que ha creado con su banda, Love of Lesbian, y abarca desde libros de poesía (‘Canción de bruma’) a libros de literatura infantil (‘Yo mataré monstruos por ti’), libros de relatos (‘La doble vida de las hadas’) y dos novelas: la primera (‘¿Por qué me comprasteis un walkie-talkie si era hijo único?’) dice no recordar haberla escrito por motivos que no vienen al caso, y la segunda (‘El hambre invisible’) es lo que se podría definir como un libro de autoayuda pero para el que lo escribe, no tanto para el que lo lee. Estuvo en el Auditorio de León el pasado viernes presentando ‘Espejos y espejismos’, gira teatralizada con los temas más íntimos de una banda que ha cumplido veinte años y a la que Balmes ha contagiado de su hiperactividad: no sabrían vivir sin estar de gira. Habló de música y de literatura.

El equilibrio entre la ironía y el lirismo es más fácil de alcanzar en la literatura que en la música Tanto en sus canciones como en sus libros, la clave del éxito de Balmes es su capacidad para alcanzar un equilibrio que al resto se le hace imposible entre la ironía y el lirismo, entre el humor y la seriedad: «Yo creo que es más fácil llevar a un libro, porque tienes muchísimo más margen de maniobra. En el mundo de la música es todo más inexplicable, a veces una receta casi de perfumista, en el cual la percepción que tú puedas tener de la ironía puede venir incluso marcada por la tonalidad de un acorde donde está aposentada la melodía principal de la voz. A mí me gusta, en un momento dado, tratar temas irónicos o con vertiente humorística pero en realidad debajo hay acordes menores, lo que en realidad es una contraposición porque son por antonomasia los tristes. Quizás un arreglo de violín, una frase de tres segundos, te puede indicar qué departamento de tu alma se va a mover. Lo sabemos nosotros porque nos hemos convertido un poco en ingenieros perfumistas como decía antes, por llamarlo de alguna manera. Cuando compones todo esto no lo tienes interiorizado pero sabes que lo estás usando de una manera inconsciente».

Lo que me parece alucinante es que haya conexiones entre universos tan distintos como las personas‘El hambre invisible’, su último libro, traza lo que él denomina un «mapa psicológico» de su interior, un retablo de los personajes que habitan en su cabeza y que son tantos que a veces, por la cantidad y por la singularidad de casi todos ellos, llega a parecer ‘La colmena’ de Cela en versión siglo XXI, con la multipersonulidad a cuestas, porque en realidad, según confiesa el autor, no son más que capas de una misma cebolla. «No sé si es hasta cierto punto contraproducente que la gente sepa todo de mí. He intentado ocultar muchas cosas, porque no creo que sea bueno para mí mostrar ciertas claves. Me he quedado en ropa interior pero no me he desnudado en este libro. Lo que no quiere el mago es que se le vean los trucos. Por mucho que a un lector le hubiera pasado exactamente lo mismo que a mí, cada vez persona lo vive de una manera diferente. En España hay 48 millones de universos y en el mundo 7.000 millones de universos. A mí lo que me parece absolutamente alucinante es que haya puntos de conexión y que la gente pueda hacer suyas canciones nuestras o de otra banda, eso es lo realmente mágico. Hay un nexo interior, agujeros negros en cada uno de nosotros que te conectan con otras personas, pero en realidad todo parte de una individualidad muy marcada. Yo creo que todos somos un work in progress, lo que he escrito en este libro me puede servir hasta ahora, pero quién puede saber lo que ocurra de aquí en adelante, seguramente se vayan incorporando más personajes a mi interior. Ojalá».

Más socarrón en el escenario que en las distancias cortas, Santi Balmes asegura que en su última novela no ha desaparecido el niño que lleva dentro, aunque el periodista aún no haya llegado a esas páginas y quede en ridículo al preguntar, esa mirada romántica hacia su propia infancia que atraviesa toda su obra, en la música y en la literatura, desde el ‘Domingo astromántico’ a ‘Allí donde solíamos gritar’, pasando por sus ganas de volver al azul que sentía pilotando aeroplanos de tinta y papel en ‘Planeador’. «Aparecerá el niño, no te preocupes», dice mientras anuncia que no piensa parar y, como el personaje de ‘El hambre invisible’, «no sé cuánto me queda de vida y tengo una carpeta llena de cosas que hacer».
Lo más leído