Santa Cruz de Cigoñola, "un referente olvidado"

Santa Cruz de Cigoñola o Cigoñuela, en la Sobarriba, fue un importante monasterio medieval de repoblaciones, olvidado y hasta ocultado bajo un huerto solar, hasta el que nos lleva Antonio Barreñada como metáfora de lo que tantas veces ocurre en nuestra tierra. Un viaje a la memoria despreciada

Fulgencio Fernández
10/05/2021
 Actualizado a 10/05/2021
"Los vecinos de los pueblos cercanos al Cueto del Tío Paulino siempre supieron que en aquel paraje había existido algo muy importante". | ANTONIO BARREÑADA
"Los vecinos de los pueblos cercanos al Cueto del Tío Paulino siempre supieron que en aquel paraje había existido algo muy importante". | ANTONIO BARREÑADA
Barreñada, Tasio que le dicen en su tierra aunque fuera de ella es Antonio, es como la Sobarriba. «Siempre está, pero no se le ve».

Si en esta provincia hablas de las tradiciones más ancestrales y conservadas te encuentras con la Sobarriba, pero no se nota, como los ayuntamientos del voto —Villaturiel y Valdefresno— aparecen injustamente en las fotos a la sombra del capitalino. Si piensas en esos emblemas de los pueblos que son los pendones allí está esta comarca y la gran joya es el Pendón de Tierra pertenece curiosamente a la Hermandad de la Sobarriba. No podrás escribir la historia de los aluches si no están desde El Cojo a los Molineros de Carbajosa, El Menudín o El Junco, todos sobarribanos. Será imposible entender la Plaza Mayor con su mercado si no hablas con los sabios labrantines de los cercanos huertos de la Soba. Y sus campanas a tente nube, sus curas como no hubo otros, sus sabios, las cofradías más singulares del rezar o del comer...

Pero parece que no están.

Santa Cruz de Cigoñola es una metáfora, más bien una parábola, de lo que somos en esta tierra. Un lugar de referencia, cargado de historia, pero olvidado y hasta ocultadoY parece que no está Barreñada, pero en todos esos ‘saraos’ está, los ha investigado, los ha escrito, ha documentado los pendones y los ha portado, ha luchado fuera del corro, a la sombra, ha hablado con sus paisanos...

Pero también parece que no está este sobarribano, que ejerce de hombre bueno a la antigua usanza, en su tierra y lejos de ella.

No existía en el caso de Antonio Barreñada ninguna posibilidad de que el destino que nos iba a proponer estaba en La Sobarriba, 0% de margen de error.

- Vamos a la Sobarriba, seguro, pero ¿a qué lugar?
- A Santa Cruz de Cigoñola o Cigoñuela, que de las dos maneras se cita.
- Me has matado, ni idea del lugar, ¿estará en tú pueblo, Villaseca?
- Tampoco. Es un cueto, concretamente el llamado Cueto del Tío Paulino, que se encuentra entre Golpejar, Tendal y Villavente.
- El Cueto del Tío Paulino, Santa Cruz de Cigoñola... esto requiere una explicación.
- La tiene. El cueto es el nombre popular con el que lo conocemos en la comarca, que también tiene su anécdota, y Santa Cruz de Cigoñola es uno de esos lugares cargados de historia, que deberían ser un referente ineludible no solo de la Sobarriba sino de la provincia y la cruda realidad es que podríamos decir que es, más que una metáfora, unaparábola de lo que somos, un referente cargado de alicientes que se ha quedado en un lugar no solo olvidado, también ocultado.Y ya te lo adelanto para que no te sorprenda cuando lleguemos, en la actualidad hay allí un huerto solar, lo que completa la triste metáfora.

Y va desvelando Antonia Barreñada —autor de un libro de referencia sobre su tierra: La Hermandad de la Sobarriba— la historia y la importancia del lugar al que nos lleva, del tesoro escondido, nunca mejor dicho: «Santa Cruz de Cigoñola fue un monasteruelo medieval de repoblaciones; que es algo muy interesante porque entronca con los movimientos de repoblación, de no abandonar el terreno». Y recuerda cómo en unas excavaciones que se realizaron en este lugar aparecieron tumbas de dos tipologías muy diferentes, «unas eran sarcófagos y otras mucho más pequeñas y toscas». El investigador Juan Luis Puente, que es quien más ha estudiado este lugar, se muestra convencido de que «esta diferencia se debe a que unas, las ‘ricas’, serían de los altos cargos eclesiásticos del monasterio y las más humildes de los vecinos de la antigua población que allí hubo».

No es este espacio el más adecuado para acudir a la documentación histórica del lugar, pero existe. La fueron aportando Justiniano Rodríguez y Juan Luis Puente quienes, recuerda Barreñada, sitúan el monasterio antes del año 910, es decir antes de que León fuera sede regia. «Se encontraron diplomáticas de la corte asturiana, como un documento de Pelayo de Oviedo, al que se puso en cuarentena pues este obispo tenía fama de acudir a falsificaciones para engrandecer su diócesis».

Las citadas excavaciones sacaron a la luz numerosos restos arqueológicos:las citadas tumbas, muros, una pila de agua bendita que estuvo en la iglesia de Golpejar y que ahora está en paradero desconocido, y muchas piezas que los vecinos llevaron a sus casas. «Los paisanos de la tierra siempre supieron que allí, en el Cueto del Tío Paulino, hubo algo de gran interés y era conocida a su vez la historia de que allí siempre se trabajó mal la tierra porque aparecían muchas piedras, algunas de grandes dimensiones y que hicieron, en muchos casos, fenomenales esquinas en muchas casas».

Y ahora es un huerto solar. Una metáfora, reflexiona Barreñada, del destino de esta tierra: «Primero fueron los pantanos, después se llevaron por delante el carbón y ahora llega la invasión de placas y molinos».

Explica que no es enemigo de las nuevas fuentes de energía sino de cómo se instalan en los territorios. «Sobre este huerto solar hablé con quien dirigióel proyecto, la profesora de la ULEAna Diez, una gran experta y defensora a ultranza de las energías renovables. Y ella lo tiene muy claro, son necesarias pero no de cualquier manera, con instalaciones razonables, adecuadas al entorno y pensadas para abastecer en proximidad, evitando esas mastodónticas redes de distribución que destrozan el territorio, sin necesidad, con pequeños huertos se solucionaría».

- Decías que el Cueto del Tío Paulino también tiene su historia.
- Cierto. Esun lugar especial para nosotros pues es la cota más alta de la Sobarriba Baja. Siempre se dice que tiene una altura tal que si haces una hoguera en la ahora valorada ciudad de Lancia la ves perfectamente desde el Cueto del Tío Paulino, el punto final de un lugar que ya sufrió la desamortización de Mendizabal, después la araron los paisanos y ahora le han colocado un huertosolar. La metáfora de los tiempos, el olvido y la ocultación.
Archivado en
Lo más leído