canon-web.jpg

Sanidad de proximidad

29/02/2020
 Actualizado a 29/02/2020
Guardar
Hace años conocí a un gran médico, el espléndido Chema del Cemsatse, un granadino con un punto de artista, tocado por ese duende del que sólo pueden presumir los más grandes.

Mi querido Chema consiguió en apenas veinte segundos de cuña ser el mayor dolor de cabeza del servicio andaluz de salud.

Cuñas convertidas accidentalmente en eslóganes: «Elija libremente a su especialista y le asignarán el que ellos vean, pero no importa, porque al final te operará otro».

Ayer supimos que desde mañana, primer día de marzo, Puebla de Lillo no dispondrá de consultas médicas diarias ni urgentes. Es decir, que como te pongas malo, tienes dos opciones, esperar jodido o que te lleven jodido a Boñar. Una vez más (ya he perdido la cuenta), se nos llena la bocona hablando de la España vacía, de la falta de oportunidades, de la desigualdad (que sí existe y a los hechos me remito), cogemos la bandera de León al más puro estilo Superman y salimos a pegar voces.

El problema es que no hay que ser una lumbrera para saber que un médico cuesta mucho más en un pueblo de montaña, donde la climatología es adversa, que en una urbe donde se está de lujo. Todos sabemos que a priori, pocos estudiantes de medicina piensan en enfocar su futuro a la medicina rural, pero joder, algo habrá que hacer ¿no?

Asumimos que es muy costoso, pero es lo que hay, y tiene que haber médico sí o sí, y cueste lo que cueste. Esta discriminación es similar a la del coronavirus y a «esos notas» insensibles que se consuelan porque las muertes solo afectan a los viejos, o a los que tienen grandes dolencias.

El gasto en sanidad pública o en educación tenemos que admitirlo sin poner cortapisas. Y que un pueblo como Puebla de Lillo tenga un médico todos los días, no debería admitir discusión.

Se empiezan a oír frases en defensa del sistema de salud como «sanidad de proximidad», que creí que era sólo patrimonio del comercio (también he escuchado estos días lo de «agricultura de proximidad»), o «es el resultado de un grupo multidisciplinar», que me recuerda a la firma de Melchor Gutiérrez San Martín, conocido por todos, y más en esta época cuaresmal por manejar a la perfección varias materias.

Durante aquellos años la cuña que más se pautó decía: «¿Cómo? Que quiere una cita con su médico para mañana…» mientras se oía una carcajada que no tenía fin. Así que invito a estos «defensores» a que suban a la montaña y les cuenten a los lugareños, por los que dicen que luchan, lo de la sanidad de proximidad, o mejor ya puestos, sanidad imparable ¡Pa habernos matao!
Lo más leído