Sandoval y el CLA albergan la mayor exposición dedicada a Eduardo Arroyo y su relación con León

Más de 160 obras nutren esta doble muestra que podrá verse hasta el otoño

Ical
10/06/2023
 Actualizado a 10/06/2023
Un rincón de la exposición. | JESÚS F. SALVADORES
Un rincón de la exposición. | JESÚS F. SALVADORES
La Panera del monasterio de Santa María de Sandoval y el Centro Leonés de Arte (CLA) se han convertido en dos grandes focos para la difusión y relectura de la obra de Eduardo Arroyo, uno de los más destacados artistas españoles de las últimas décadas.

Con ‘Eduardo Arroyo. Retorno al paraíso de Robles de Laciana’, el Instituto Leonés de Cultura de la Diputación pone a disposición del público una gran cantidad de obras, ordenadas y contextualizadas, de este artista plástico, escultor, grabador, escritor y escenógrafo nacido en Madrid, pero con raíces familiares en la localidad leonesa de Robles de Laciana, donde tenía su estudio y pasaba largas temporadas.

Se trata de una muestra de interés y proyección internacional que facilitará una aproximación al mundo creativo de Eduardo Arroyo -poliédrico creador plástico y, a la vez, intelectual atento a su tiempo- de forma integral.

La exposición ha sido inaugurada este sábado en Sandoval y en el CLA, ante una gran afluencia de público y con la presencia de Emilio Gancedo, coordinador del Instituto Leonés de Cultura de la Diputación Provincial; José Alberto Martínez, alcalde en funciones de Mansilla Mayor; y Luis García, director de Arte del ILC, quien ofreció a los asistentes un muy documentado recorrido en relación con las distintas partes que componen la muestra, así como por las claves creativas y personales de Eduardo Arroyo (1937-2018). Además, acudieron varios miembros de la familia del artista, como su viuda, Isabel Azcárate, y muchos otros familiares y amigos, como Ana Azcárate y el también artista lacianiego Lolo Zapico.

Durante el doble acto de inauguración se puso de manifiesto la variedad en cuanto al origen de las obras expuestas, dado que en su mayor parte proceden de las colecciones privadas del hijo de Eduardo Arroyo, Pimpi Arroyo, y de Isabel Azcárate, su viuda; así como de la colección del Instituto Leonés de Cultura, concretamente la correspondiente a obra gráfica.

La muestra pretende dos objetivos fundamentales: presentar una propuesta expositiva lo más amplia posible partiendo de los fondos que se encontraban custodiados en la residencia y estudio de trabajo de Eduardo Arroyo, en Robles, y reivindicar la importancia y significación que para este artista tuvo su entorno familiar y afectivo más próximo.

En total, 144 piezas que se complementan con los fondos propios del ILC, 27 obras, y otras 17 de artistas vinculados al artista por medio de los famosos ‘Encuentros con Rosa Torres Pardo’, una serie de eventos musicales muy destacados que ambos organizaban, cada verano, en el pueblo de Robles de Laciana. Con estas obras se hace un recorrido amplio y estructural por la trayectoria creativa y plástica del autor, exceptuando algunas etapas vinculadas a su pintura política más comprometida y de difícil acceso.

Un tema de gran interés para Eduardo Arroyo era el mundo de la ilustración editorial, que él llevaba a cabo con técnicas de estampación clásicas y digitales. En total se ofrecen seis volúmenes, algunos tan significativos como los impresos en el taller de Franck Bordas, nieto de Fernand Mourlot (editor de Picasso, Miró, Klee o Calder).

En relación a la escultura se muestra un amplio abanico de posibilidades técnicas y formales que van desde la fundición clásica del bronce con collage de otros materiales hasta la apropiación de materiales industriales pasando por la fundición en fibra de vidrio, el trabajo de corte y soldadura en hierro y aluminio, o la talla directa y grafismo en piedra, cuestión que prueba la gran versatilidad creativa y técnica de Eduardo Arroyo. A todo ello se suma la presencia de un número muy importante de obras en piedra de gran formato, realizadas enteramente en Robles con la colaboración de Lolo García.

La exhibición aporta un conjunto amplio de pinturas al óleo que van desde pequeños formatos que reflexionan sobre el paisaje y hablan de la proximidad afectiva de Arroyo en relación con la montaña leonesa, hasta una pintura más narrativa e incluso secuencial de gran formato, con un díptico de algo más de seis metros de ancho por casi tres de alto, caso de El Dorado, o piezas de tres por tres como el San Sebastián (en realidad, un retrato de su hijo Pimpi).

En el ámbito del dibujo, ‘Retorno al paraíso de Robles de Laciana’ ofrece una serie de piezas muy destacadas por la utilización de soportes diversos. De este modo, se exponen piezas litográficas pertenecientes a la magnífica Suite Senefelder, pero también obras en serigrafía, dos aguafuertes y aguatintas publicadas por el editor leonés José Sevillano, y una estampa con técnica digital. El artista también mantuvo una relación especial con el mundo del teatro y las artes escénicas, así como con la literatura y la crítica. La muestra incluye reproducciones de escenografías a partir de fotografías de los montajes que realizó Arroyo con Klaus Michael Grüber, uno de los directores de teatro y ópera más importantes a nivel mundial, y varios libros escritos por el propio Eduardo Arroyo, informan desde la institución provincial.
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