San Froilán, León y el orgullo de ser de aquí

El orgullo leonés alcanza este domingo su máximo esplendor. La ciudad ha vuelto a brillar en el día grande de las fiestas más tradicionales y también más queridas, las de San Froilán. Tras un año de parón y otro de restricciones, que redujeron la celebración a exposiciones estáticas, 2022 ha devuelto la normalidad a la capital leonesa.

Desde las 11 de la mañana los pendones han empezado a desfilar desde San Marcos a la Catedral. Más de 300 varas acompañadas por una interminable comitiva en la que no faltó la música tradicional, con dulzainas, tamboriles, castañuelas.

Representaban a 197 localidades, llegadas de toda la geografía leonesa, de norte a sur y de este a oeste, en un día para presumir de raíces. Y lo hicieron como mejor saben, mostrando su destreza con las varas para arrancar los aplausos del multitudinario público que se agolpó a lo largo de todo el recorrido. Cantando y bailando al son del cancionero leonés.

Junto a todos estos pueblos leoneses tres palentinos invitados en esta edición, de las localidades de Guardo, Pino del Río y Valcobedo. 

Dos horas de desfile de récord, pues nunca se habían congregado tantos pendones y tantos pueblos, que finalizó en el mejor marco, la Catedral. Allí todos tomaron posición para ser los espectadores más privilegiados del siguiente desfile, el de los carros engalanados. 

Cerca de cuarenta, tirados por caballos, burros y ganado vacuno, recorrieron el casco histórico, desde San Pedro hasta la plaza del Grano, luciendo aperos de labranza, los mejores productos de la huerta o los resultados de la matanza.

Dos símbolos del medio rural que tomaron este domingo las calles de la capital.