Salah Abdeslam, el hombre más buscado

La Policía de Francia informa al gobierno español de que Salah podría tener la "intención" de entrar en nuestro país

ABC
16/11/2015
 Actualizado a 19/09/2019
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Salah Abdeslam, un joven francés de 26 años residente en Bélgica, se ha convertido en apenas unas horas en el hombre más buscado del planeta. Según las autoridades francesas, Salah participó en tareas logísticas y fue el responsable del alquiler del vehículo en el que los terroristas se trasladaron a la sala de fiestas Bataclan, escenario más sangriento de los atentados que provocaron al menos 131 muertes el pasado vierne en París. Aunque fue controlado en la frontera con Bélgica el pasado sábado junto a otros dos individuos, los aduaneros belgas les dejaron marchar y, desde entonces, se encuentran en paradero desconocido.

La Policía ha difundido una fotografía suya para que la ciudadanía colabore en su búsqueda y captura. El sujeto mide 1,75 metros, tiene los ojos marrones, es «considerado peligroso» y «se ruega a la población que no intervenga por su cuenta», según la descripción. Además, la Policía pide que todo aquel que tenga cualquier información que pueda ayudar a su localización se ponga en contacto con el teléfono de emergencia 197.

Esta noche, la policía francesa registró varios domicilios de la localidad de Bobigny, en las afueras de París, y en otras localidades como Toulouse, Grenoble, Bonigny y Jeumont. Según «France Info», los registros han tenio lugar sin que por el momento se hayan dado más precisiones sobre sus resultados ni el objeto de los mismos.

Tres hermanos bajo sospecha


Salah Abdeslam es el hermano menor de uno de los terroristas que se suicidó en los ataques, de nombre Ibrahim Salá, según han confirmado fuentes policiales a «Le Monde». Su hermano Ibrahim, de 31 años (30 de julio de 1984) y nacido en Francia, alquiló en Bélgica el Seat León empleado en la matanza y murió al hacer estallar su carga explosiva en el ataque al restaurante Le Comptoir Voltaire, en el bulevar Voltarie, según ha informado la Fiscalía. Además hay un tercer hermano, detenido por la Policía belga en una operación realizada en el barrio de Molenbeek, pero su nombre no ha trascendido.

La Policía de Francia ha informado también a las fuerzas de seguridad españolas de que Salah podría tener la «intención» de entrar en España para escapar del control francés. Sin embargo, el ministro del Interior,Jorge Fernández Díaz, informó anoche de que «por el momento» no hay ninguna búsqueda en España ni de Salah Abdeslam ni de ningún otro presunto participante o colaborador en la matanza de París. En declaraciones a 'El Objetivo' de la Sexta, recogidas por Europa Press, Fernández Díaz trasladó a los españoles un mensaje de tranquilidad aunque ha reconocido que sería «faltar a la verdad» decir que España es «ajena a la amenaza» del Estado Islámico.

Salah Abdeslam sería así el octavo terrorista que mencionó Estado Islámico en el comunicado donde reivindicaba la autoría de los atentados de París. Los otros siete murieron durante el ataque. Las autoridades francesas han identificado hasta el momento a tres de los autores de la matanza: Ibrahim Adeslam, hermano del huido Salah, Bilal Hafdi e Ismail Omar Mostefai. El padre y un hermano de este último se encuentran detenidos preventivamente, a la espera que un juez decida dejarlos en libertad o inculparlos por presuntos delitos de asociación o complicidad terrorista.

La conexión entre Francia y Bélgica


Los siete asaltantes estaban pertrechados con material relativamente sofisticado, cuya manipulación parece poner de manifiesto la complicidad de otros terroristas, que jugaron un papel «técnico» en la preparación y formación de los autores materiales de los atentados. Los investigadores creen que estos «técnicos» también podrían estar en libertad. Se sabe, desde hace años, que la frontera belga es una de las encrucijadas del tráfico de armas que llega o transita por Francia.

La nacionalidad belga de varios de los sospechosos sugiere la existencia de una filial técnica y logística de cierta envergadura. Los servicios de seguridad de Francia y Bélgica trabajan muy estrechamente, sospechando una suerte de «vasos comunicantes» entre Bruselas y París, entre criminales musulmanes de nacionalidad belga y francesa.Todo parece sugerir que las primeras identificaciones, totales o parciales solo son la parte visible de un iceberg terrorista que tiene inquietantes y muy profundos tentáculos, no solo en Francia.
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