"Sabremos de Blanqui solo lo que ella quiera"

Blanca Mabel Otero mejora de sus dolencias, su hermano celebra cada minuto que puede pasar con ella y va llegando la calma tras la sensación de la aparición de esta leonesa desaparecida en 1995. Su familia anuncia que respetarán su silencio

Fulgencio Fernández
06/09/2020
 Actualizado a 06/09/2020
Blanca Mabel Otero nunca quiso hacer saber donde se encontraba. | EL COMERCIO
Blanca Mabel Otero nunca quiso hacer saber donde se encontraba. | EL COMERCIO
«Si tu hija regresa a casa después de haber estado desaparecida y no quiere contarte nada de su pasado, sólo puedes hacer una cosa: respetar su decisión. Cuando no estaba todo era un sin vivir, una continua agonía y sé que la gente pensará cómo puedo aguantar sin saberlo, pero cuando la tienes delante no te hace falta nada más. Sólo los padres que han pasado por lo mismo que yo pueden entenderme».

- De momento sólo puedo pasar una hora con ella por prescripción de los médicos, pero cada minuto que estoy con Blanqui es un regalo de valor incalculable. Vamos a esperar a que todo esto termine para poder recuperar el tiempo perdido. No le he preguntado nada y creo que no se lo voy a preguntar, de su historia se sabrá lo que ella quiera contar.

La primera frase es de Enma, de 1992,y era una declaración a la prensa después de la aparición de su hija Naika, que un buen día, con solo 14 años, desapareció de su casa en Magaz de Arriba, con los libros bajo el brazo. La buscaron por todas partes, sin éxito, y un buen día, 11 años y 68 días más tarde, llegó un taxi a su casa y se apeó Naika, para alborozo de todos. No quiso decir nada, su madre lo entendió, tal y como explicaba. Y hasta hoy.

La segunda de las frases es la del hermano de Blanca Mabel Otero, la mujer que se hacía llamar Eva a la que una enfermedad y su hospitalización provocó que se conociera su verdadero nombre, Blanca Mabel Otero, y su novelesca historia pues había desaparecido de su trabajo en León (pidió la cuenta en Renfe) y de su casa, en Sahelices de Sabero, en el lejano año 1995. También la familia la buscó por todas partes, hasta recibió una carta suya, pero fue a reaparecer cuando menos esperanzas mostraban después de que en 2006 no acudiera al entierro de su padre, víctima de un cáncer.

Las dos familias hacen lo mismo. Celebrar la aparición y respetar su silencio si, en el caso de Blanca, quiere mantenerlo.

Su hermano René: "No ha dicho nada ni se lo voy a preguntar, sabremos de su historia lo que ella quiera contar; yo lo único que hago es celebrar cada minuto que paso con ella" Nada que objetar pues parece que legalmente tampoco hay nada que reprocharles. En el consultorio de la empresa Legálitas son claros: «Desaparecer es totalmente legal, ya que está amparado por el derecho a la libertad. Si una persona es declarada fallecida porque no da señales de vida, ello no significa que haya fingido su muerte ni que, si reaparece, haya cometido un delito, ya que no tienes obligación de desmentirlo». Abunda después en consideraciones sobre si huye de un delito, suplanta personalidades... pero no parece el caso pues no se les imputa nada y Eva no era más que el nombre que usaba, no era ‘de nadie’ y mantenía su vieja documentación hasta el punto de que la Policía Local de Siero la localizó a través de la documentación que tenía en casa cuando fue encontrada deshidratada y sin poder moverse, víctima de una grave enfermedad que conocían algunos vecinos y gente como el párroco de La Fresneda, que la había ayudado en alguna ocasión y la definía como «una mujer discreta, educada, trabajadora y que se expresa muy bien».

El profesor de Filosofía Manuel Estrella Conde lo tiene muy claro: «Esta sociedad actual padece de narcisismo, nos fotografiamos en todas partes, lo compartimos, contamos nuestra vida a los cuatro vientos... pero existe el derecho de la gente al anonimato, a contar de tí lo que te apetezca, a que nadie se meta en tu vida...».

Y así fue como Eva ‘aguantó’ 25 años haciendo la vida que eligió y hasta se lo explicó a su familia cuando les envió una carta, con una fotografía, en la que les pedía que la dejaran hacer su vida. Lo que ocurre es que son historias muy llamativas y despiertan un interés que sus dos protagonistas leonesas jamás buscaron.

En ambos casos las familias las buscaron tanto que se entiende que celebrar su aparición es lo único que desean. Curiosamente en su desesperada búsqueda las dos acudieron al recordado programa de Paco Lobatón, ‘Quién sabe dónde...’, aunque en el caso de la familia de Blanca Mabel Otero no quisieron que las cámaras del programa acudieran a Sahelices de Sabero, pero si pidieron ayuda, sin resultado positivo, como en el caso de Naika. No faltaron en esta peripecia de la berciana buitres de todo tipo, videntes pronosticando desde las teles y hasta una llamada que le pedía «un millón de pesetas por escuchar la voz de Naika».

"Desaparecer es legal, está amparado por el derecho a la libertad. Si una persona es declarada fallecida porque no da señales de vida, no significa que haya fingido su muerte" En el caso de Blanqui ‘el terremoto’ llegó cuando en el año 2000 apareció un cadáver en la Playa del Camello, el retrato robot se parecía mucho a la leonesa (aunque nacida en Argentina, donde emigraron sus padres) y saltó a todos los medios como ‘La dama del camello’, su enigma, su historia... hasta que el ADN dijo que nada tenía que ver con Blanca Mabel Otero.

El hermano de Blanca explica en El Comercio de Gijón, donde vive y donde va a llevar a su hermana, que «nunca perdí la esperanza del todo». El padre de Naika, Amable, acudía con frecuencia a los periódicos con la foto de su hija «para que no dejen de buscarla», convencido de que vivía.

Un día Naika, el día de Todos los Santos, llegó en un taxi a casa. «Está aquí Naika», le dijo su hermana por teléfono a su madre.

«Blanqui ha aparecido, viva», decían sus familiares estos días cuando se supola identidad de quien se decía Eva.

Punto final. Silencio.
Lo más leído