17/07/2022
 Actualizado a 17/07/2022
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Anduve ‘pa’ Campo de Villavidel, con unos paisanos y paisanas que tienen más carrete que las cañas largas, y me regalaron una vieja carta de una paisana de la comarca a su hijo Crisóstomo que estaba cumpliendo la milicia a las órdenes del Rey Ildefonso. No me la puedo quedar para mí solo. Decía:

«Yo mío Crisóstomo que Dios quiera que al recibir ésta ‘te alles y con salud encalles’ porque en este mundo, yo mío, semos y no somos.

Saberás jomío como se ha morido tu padre, marido de tu madre, no te lo había querido decir porque no te llevases el consabido del gusto.

Saberás jomío que la enfermedad del difunto no ha sido cosa de cuidao. Se le cayeron las altifarras al suelo y le entró una cristona que al poco rato murió.

Saberás jomío como le han hecho un entierro de lo más insolente, de lo más grave que se pueda dicir. Acudieron 24 cerdotes con los camisetones blancos por dijuera, y los chicos de la Dictrina con el calderín grande de plata, el chinchín y el chiflate y el cuñaco. Y asistió el Yuntamiento, que iba tocando la gran orquesta.

Saberás jomío como yo al salir del entierro me acometieron unas agomitorraduras de entre verdes y amarillas que gracias a unas injundias de gallina que me pusieron en la nuca me mejoraron un tanto.

Saberás jomío como al entierro me llevaron muy bien con el carro de tu tía, los bueyes de tu primo y la burra de tu hermana.

Saberás jomío como predicó sus Reliquiarios Frai Felipe el de las calzas verdes.

Saberás jomío como tu hermano está escomencipiando la carrera de Cerdote. Dicenle sus maestros que es muy listo, muy listo, ya sabe dicir nuney agametativo por nuney munutativo. Dicenle sus maestros que va a ser la perdición y la deshonra de nuestro linaje y nada más.

Hijo mío te despide tu madre con dos cestos y tres talegas de besos y abrazos, que los mereces y lo es...

Graciliana de Gigantesco».

Ahora lo imaginas contado por Pedro, un paisano de noventaypico...

Nada, no te lo imaginas.
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