Saber estar solo acompañado

18/12/2015
 Actualizado a 10/09/2019
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A la casa de la vida sólo le han dejado dos ventanas, la del móvil y la del 'selfie'. La vida es enviar, recibir y fotografiar. No hace falta hablar, lo explica todo un emoticono; no hace falta extenderse en la respuesta, basta un me gusta o un silencio, que por exclusión debemos entender como un no me gusta.

¿Quién nos ha dicho que a nadie le interesen nuestras fotos? Nadie, pero si quieren que yo mire las suyas tendrán que mirar las mías.

Si quieren que yo teclee un me gusta tendrán que responderme tecleando ellos que yo también les gusto.

Es lo que el psicólogo Marino Pérez llamaba acostumbrarse a estar solo acompañado.

¿No es demasiado pedante decir que no tienes amigos sino seguidores?

¿No es demasiado crudo tener 60.000 seguidores y que nadie vaya al tanatorio en el día cruel del adiós?

¿No es demasiado simple que una de las mayores tragedias que te pueda suceder es salir de casa sin el cargador?

¿Porqué miras la pantalla del móvil cuando lo tienes apagado?

Ya se que son excusas baratas de enemigo del móvil, disculpas de un torpe informático... Pero si queréis haceros un 'selfie' conmigo estaré en la Vieja Negrilla esperando. Ya verás cuantos me gusta.
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