Ruinas, Centro de Interpretación

16/03/2016
 Actualizado a 31/08/2019
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Estábamos enfrascados en crear los centros de interpretación de todo: del Románico, del Gótico, del aire, de las piritas azules, de los chozos, de la trashumancia, de los que se quedan quietos, de los castaños de indias, del vino, del agua, del orujo, de la castaña, de los botijos, de las vacas toras, del mastín, del carea, del pan y hasta del hambre...

Y no nos dimos cuenta, al menos no se dieron los que le ponían paredes y techo a los centros, de que nos han crecido cientos, miles, de Centros de Interpretación de la Ruina (CIR). Lo que los guías que no existen han bautizado como ‘Las rutas de las ortigas’.

No están señalizados ni puñetera falta que hace. Te das de bruces contra ellos y son inconfundibles, ahí te deja Mauri uno de muestra pero tu has visto muchos más en cualquiera de tus viajes por alguno de nuestros pueblos.

Tampoco tienen paneles explicativos con su historia. Ni puñetera falta que hacen. Ahí, en las paredes de la casa, está todo escrito. Hubo puerta cuando había alguien que entraba y salía, hubo ventana de cuando había mozas que se asomaban a ella y mozos que desde abajo ventaneaban en su cortejo. Hubo niños para los que el abuelo colgó una canasta de baloncesto. Hubo vida pero le han salido flores que ya son de lápida de tumba.

Y caerán en unos meses muchas cuadras que se suman al CIR.
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