Rotativos de voluntad

07/02/2023
 Actualizado a 07/02/2023
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Las sirenas no suenan diferentes de este lado del desierto comarcal. Siguen una cadencia marrón oscuro que pide paso siempre, aquí y acolá. Rotativos ahora azules que decoran de sucesos los trazados asfálticos priorizando una ayuda que bendecimos hasta los ateos. Pero el Bierzo es sitio distinto, que diría Reixa. Y aquí vestimos las emergencias con lo que sea, desde un purgatorio que nos mantiene en el medio del infierno y el cielo terrenal y que no sopesa que vivir es necesitar y que esto debe marcar a una sociedad solidaria por definición. (Esperen que me hago a la izquierda de la calzada, que viene el 112 y no pretendo ser un estorbo a su intención). Ahí van héroes, sí, los conocen porque son los que agradecieron los aplausos que se les dieron cuando formaban parte del rescate ese del que nos acordamos poco. Un bicho, una sirena, una vida disputada…y detrás un equipo que no podía más. Y se dejaron la piel por otras pieles. Supuraron todo el sudor del agua del Bárcena. Las luces de la ambulancia formaban, a vista de pájaro, una sacrílega discoteca urbana en la que se mezclaba el querer y no poder. El rezo con la voluntad. La vida con la muerte, en un escenario que cicatrizó casi sin pasar por la herida. Y en el reposo de la pústula, lo que queda es un olvido inmediato que exprime a los que se quedaron secos de intentar…de llorar, de verse mermados. Esa llamada vuelta a la normalidad se ha convertido en escasez de nuevo. Nada que sorprenda. Y los rotativos se miran otra vez para ver que la cojera de la que se aquejaban antes, persiste ahora. (Me vuelvo a la izquierda, que pide paso una luz empática). Esta vez no es una ambulancia, pero lleva un enfermo. Es una patrulla de policía local, que tira de voluntad para resolver algo que no le corresponde. Pero, no hay tarta para todos y aquí las emergencias siguen orden de entrada. Hay que manejar el credo a la suerte para que el reloj no dilate la espera. Rezar o cruzar los dedos. Porque la parte fácil, la de resolver las carencias con medios, se convierte en imposible cuando las llaves de la caja común la lleva el del traje que apunta en una libreta: Una ambulancia para Ponferrada. Carpetazo y a otra cosa, que mañana toca cortar alguna cinta…(Esta vez no, no me echo a ningún lado, porque las sirenas que se encienden son las mías).



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