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Ritmo estomacal

15/07/2019
 Actualizado a 19/09/2019
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La canción del verano, ese gran episodio anual de la cultura española que ahora ya se adelanta prácticamente hasta el final del invierno y apenas comenzada la primavera ya empieza el bombardeo a golpe de tres por cuatro. La globalización, o lo que sea, también ha contribuido a este clásico de las vacaciones estivales y a los músicos nacionales más radiofónicos se suman las importaciones desde otros territorios. Ahí está el ‘Despacito’ como máximo exponente de este intercambio mundial.

Y en tiempos de fusión y de prolífica y genial mezcla artística todo se difumina. Lo último que he visto es a Los Morancos versionar con intención ecologista –espero– el ‘Con altura’ de Rosalia y J Balvin. Chirigotero como es uno, estos gags me encantan, aunque no llegue al nivel de ‘la Blasa’ de José Mota emulando a Beyoncé. Pero como ya he dejado escrito no hay versiones como las de Los Gandules, especialmente la trilogía que forman ‘Mañanas de petanca’, ‘Tardes de merienda’ y ‘Noches de bingo’. Uno de los temas habituales de estos músicos maños -como ya se aprecia desde los títulos- es la gastronomía en todas sus dimensiones. La comida siempre facilita la rima y el doble sentido, aunque el resultado no sea nada fino. Décadas atrás, el recurso ya lo había llevado a su máxima expresión uno de los reyes de la canción del verano, Georgie Dann. Ahora, a ritmo de reguetón, una de las canciones que más se escucha en los chiringuitos y radiofórmulas, junto con el fondo y el mensaje habitual del género, recurre a él impunemente. «Poquito pa’bajo / poquito pa’rriba / yo me como un gajo / pura vitamina», dicen.

Por ponerle el toque leonés a la que se puede convertir en canción de este verano, gran mérito, y porque me la hace mucho más apetecible si fuera «poquitín pa’bajo / poquitín pa’rriba / sopas de ajo / prieto y morcilla». Reconozco que tiene el ritmo veraniego, aunque quizás no sea lo más apetecible para una tórrida tarde de julio.
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