29/11/2016
 Actualizado a 12/09/2019
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La muerte, deseada y celebrada por algunos, del dictador cubano ha restado sin duda algún protagonismo a la noticia que venía siendo la muerte, probablemente de pena en su soledad, de Rita Barberá, sinceramente llorada por muchos que han tenido que verla muerta para llegar a comprender el injusto tratamiento y linchamiento al que estaba siendo sometida por unos y por otros.

Lo de Castro es distinto. Ha sido un verdadero tirano, un dictador, aunque la diplomacia y la prudencia traten de suavizar las condolencias. Sorprende que aquellos que tanto critican algunas dictaduras, como la franquista, hayan sido y sean tan complacientes con él. Dicen que las comparaciones son odiosas. Pero resulta interesante establecer un breve paralelismo entre Fidel y Franco. Ambos se parecen por su origen gallego. Los dos han sido revolucionarios, uno contra la dictadura de Batista y otro contra la catástrofe en que había degenerado la Segunda República. Los dos ejercieron una dura represión sobre sus adversarios, llevando a muchos al exilio, o castigando con la cárcel o la muerte a los que no se fueron.

Pero para ser justos es preciso señalar notables diferencias. Fidel trajo para Cuba el comunismo con sus desastrosas consecuencias. Franco nos libró de la dictadura marxista. Cuba se ha hundido en la miseria. En España se pusieron las bases del milagro económico español. Fidel ha dejado el poder en manos de su hermano a fin de que se perpetúe con él la dictadura. Franco, con el consentimiento refrendado de los españoles, lo dejó en manos de un rey que, inevitablemente, nos llevaría a la democracia, como así fue, resultando ejemplar la transición.

Si hoy día se diera a algunos la posibilidad de escoger la forma de vivir, si la de Cuba o la de España, probablemente la mayoría de los cubanos preferirían la de España, mientras que mucho nos tememos que ni los más fervientes seguidores de Castro aceptarían un modo de vida como el cubano, con su correspondiente miseria y falta de libertad. Es muy cómodo ser comunista con un buen sueldo y una casa confortable en un país no comunista, sin racionamiento de comida, de medicinas o de papel sanitario. Otra cosa muy diferente son las cualidades y la ejemplaridad del pueblo cubano, del que tal vez tendríamos bastante que aprender los españoles. Por ello deseamos de corazón que algún día pueda alcanzar la liberación prometida y nunca conseguida por Fidel, a quien deseamos descanse en paz y goce de la infinita misericordia divina.
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