'Rigoletto' devuelve el esplendor a la Royal House Opera

La compañía londinense, una de las más afectadas por la pandemia, regresa con fuerza. Pappano dirige a Carlos Álvarez y Lisette Oropesa en la tragedia de Verdi

Javier Heras
10/03/2022
 Actualizado a 10/03/2022
El barítono Carlos Álvarez compone a un gran Rigoletto. | ELLIE KURTTZ
El barítono Carlos Álvarez compone a un gran Rigoletto. | ELLIE KURTTZ
Después de casi dos años paralizada por la pandemia, la Royal Opera House recupera su actividad. No se puede permitir fallar, así que juega sobre seguro tanto con el título escogido (‘Rigoletto’) como con el equipo artístico: en el elenco, el barítono español Carlos Álvarez –impecable tanto en lo vocal como en los matices actorales, de lo tierno a lo amargo y obsesivo–, el tenor armenio Liparit Avetisyan, rebosante de confianza, y la soprano cubana Lisette Oropesa, transparente en su tono, precisa en las coloraturas y profunda en su emoción. Otra garantía se sitúa en el foso: Antonio Pappano comienza su penúltimo curso en Covent Garden, ya que en 2024 pasará a ocupar el podio de la London Symphony Orchestra, como relevo de Simon Rattle. Absoluto especialista en repertorio italiano, parece mentira que no haya dirigido la tragedia de Verdi en más de tres décadas. Con él, la partitura suena enérgica –pero nunca acelerada–, sensual y rica en detalles. Cines Van Gogh lo retransmitirá en directo este jueves a las 20:15 horas.

La casa londinense llevaba desde 1991 recurriendo al montaje de David McVicar. Ahora lo sustituye por uno nuevo de Oliver Mears, responsable de la compañía desde que sucediera a Kasper Holten hace cuatro cursos. Es la primera producción que firma el inglés (1979) durante su mandato, y se ha propuesto que perdure en el tiempo y sobreviva a las modas. Su ‘Rigoletto’, de decorados sencillos de época y vestuario atemporal de Ilona Karas, no cae en lo acartonado o lo kitsch. Desde el respeto a la música y el libreto, enfatiza su lado oscuro: la violencia, misoginia, corrupción y decadencia. En Mantua, el duque colecciona arte y también mujeres; de ahí las constantes referencias a Tiziano en las paredes (la Venus de Urbino, el Rapto de Europa). Siguiendo con las referencias pictóricas, el claroscuro de Caravaggio está muy presente en la iluminación. El conjunto resulta muy visual, y todo tiene sentido dramático.

Con esta obra estrenada en 1851, Verdi inicia la llamada ‘Trilogía popular’, que completarían ‘Il trovatore’ y ‘La traviata’ Con esta obra estrenada en 1851, Verdi inicia la llamada ‘Trilogía popular’, que completarían ‘Il trovatore’ y ‘La traviata’. El compositor alcanzaría no solo la fama mundial, sino la madurez de estilo. Desencantado de la política tras el fracaso de la revolución de 1848, dejó de lado los temas patrióticos y caballerescos y apostó por tramas realistas y personajes más humanos, incluso marginales: gitanos, prostitutas o aquí un bufón jorobado, cómplice de las fechorías de su señor. El genio de Busetto se basó en Le roi s’amuse, de Víctor Hugo, que la censura francesa había prohibido por representar a un monarca como un absolutista inmoral.

Junto a su libretista más fiel, Francesco M. Piave (‘Macbeth’), dieron forma en apenas 40 días a una tragedia vibrante con uno de los protagonistas más complejos de toda su carrera. Tras una fachada burlona y cruel esconde dolor y, también, profundo amor paterno hacia su hija secreta, Gilda. La orquesta refuerza su paso de la agresividad (‘Cortigiani’) al patetismo (‘Marullo, signore’) y a la ira (‘Vendetta’). Al barítono se le exige una técnica sobresaliente, una tesitura amplísima (de bajo cuando imita a Monterone, y casi de tenor en los dúos líricos) y, ante todo, verosimilitud. En su momento rompió la identificación habitual de belleza y bondad, lo que para la censura de La Fenice fue «obsceno».

Desde que vio la luz en Venecia –por entonces bajo dominio de los Habsburgo–, ‘Rigoletto’ se convirtió en un pilar del repertorio con su dramatismo, sus melodías naturales y pegadizas y sus pasajes estelares, como el sublime cuarteto ‘Bella figlia dell’amore’. Fue Stravinski quien llegó a declarar que la celebérrima ‘La donna è mobile’ le parecía «más inspirada que toda la ‘ Tetralogía’ de Wagner».
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