A falta de fichajes, la Cultural se ha ganado cierta inmunidad para lo que resta de temporada. De algo tenía que servir haber protagonizado uno de los mayores brotes del fútbol español. Y no será por protocolos y restricciones.Intrínseco a su condición de juego, el fútbol en tiempos de pandemia refuerza el factor suerte en el exitoso o frustrante devenir de los equipos. Y sirva lo vivido en la casa blanca como ejemplo: seis meses de escrupuloso control del virus y en unas horas la ‘burbuja’ saltó por los aires. Una incidencia de este calibre dentro de dos meses arruinaría el presente y quien sabe si el futuro. Este partido también se gana fuera de los terrenos de juego y con el riesgo no se juega.
Ahora que la pesadilla sanitaria apunta a su fin cabe hay que tomar nota y no darle más ventaja al virus.El jugador, como ser humano que se rodea, no está a salvo, pero hay otras decisiones tomadas que son discutibles. La concentración en Gijón, el aparente foco del masivo contagio, era absolutamente prescindible. Primera pernoctación del curso y brote al canto. No estaría de más que los encargados de la planificación actualizaran sus aplicaciones móviles sobre los partes meteorológicos. Aquella mañana del 9 de enero las carreteras rumbo a la vecina comunidad estaban limpias como habían adelantado las previsiones.Y llegado el caso, más vale quedarse unas horas en la nieve que dos semanas en la cama.
Frente al riesgo, coherencia.
Y volverá a rodar la pelota y comprobaremos las posibles secuelas a nivel individual y colectivo. La interrupción llegó en el peor momento, eso dicen, porque la clasificación y la evolución del equipo iban, por fin, de la mano. Sin embargo, los rivales flaquean y desaprovechan el apagón de la Cultural, que en adelante ya contará con Kawaya, tendrá más soluciones defensivas y pondrá a Diarrá encima de la mesa del técnico como solución al puesto más cuestionado. Además, los dirigentes parecen haber aprendido de los ¿beneficios? del mercadeo de enero. Ni sus arcas lo permiten ni la plantilla lo necesita en exceso.Moraleja: riesgo cero.
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