Riaño: de vacas a peces

‘Mi Valle’ (Riaño) es el documental de Mario Santos y Lores Espinosa sobre la memoria de aquellas tierras y los recuerdos de los duros días de los derribos de sus casas para construir el pantano. Ha sido un éxito y La Nueva Crónica se lo ofrecerá a sus lectores en julio

Fulgencio Fernández
26/06/2017
 Actualizado a 16/09/2019
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El artista afincado en Genicera Diego Segura, pionero del ecologismo en esta tierra, plasmó su batalla contra el pantano de Riaño en una obra cuyo título era una editorial: ‘De vacas a peces por las estupideces’ o el viaje de la comarca de gran valle ganadero a un pueblo nuevo que vive a la orilla de un pantano sin saber muy bien su identidad. O buscándola, a medio camino entre la vieja iglesia de la plaza, reconstruida piedra a piedra y un barco que surca las aguas en la ruta de ‘los fiordos’.
En medio, la recordada batalla de Riaño. Sobre todo aquellos terribles «días de julio». Ya había escaramuzas anteriores pero el 7 de julio empezó lo peor, los derribos, el final... Sobre todo esos días de julio es lo que cuenta el documental ‘Mi valle’ de los jóvenes realizadores Mario Santos y Lores Espinosa. Un trabajo que primero fue un corto y ante la excelente acogida «ampliaron» a un documental que ha sido uno de los mejor recibidos por el público en mucho tiempo. Se estrenó en León y hubo que reponerlo varios fines de semana, igual ocurrió en Cistierna, llenó en Gordoncillo, Riaño... y allá donde fue. Para que nadie se quede sin él La Nueva Crónica se lo ofrecerá a los lectores el próximo día 9 de julio, cuando se cumplen «treinta años de aquellos días de julio».

Seguramente buena parte del éxito de este trabajo sea el alma del mismo, recrea aquellos días pero lo hace desde las voces y la memoria de los protagonistas, de la gente, pues fueron los grandes damnificicados y los grandes olvidados de aquel pantano pues, como recuerda Julio Llamazares, uno de los testimonios que aparece en Mi valle: «Los damnificados de Riaño y de todos los los pantanos son los judíos españoles del siglo XX, el suyo es un destierro desconocido para la mayoría de la gente.

Muchos saben que hay pantanos, pero no que hay pueblos debajo del agua, que en el caso de Riaño no dejaron ni piedra sobre piedra para que cuando baje el agua los restos de las paredes nos lo recuerden». Llamazares participó en la película El filandón con un cuento que surgía cuando en un desembalse técnico del pantano de Vegamián quedaron a la vista las ruinas de los pueblos anegados, entre ellos el suyo, Vegamián.

Este desprecio a los recuerdos tuvo un punto álgido cuando en un reportaje de La Primera de TVE sobre los 25 años del pantano, el ministro que perpetró el cierre, Sáenz de Cosculluela, venía a decir que había mucha literatura, que allí no ocurrió nada en aquellos días de julio. En su presencia en este documental no va tan lejos, insiste en la necesidad de la obra y la defiende como una «decisión justa» . Ante aquellas palabras saltó otra de las participantes en Mi Valle y afectada, la pintora Carmen Sopeña, que perdió un ojo a causa del impacto de una pelota de goma: «¿Cómo puede hablar así alguien que sabe que Simón Pardo ‘Mones’ se pegó un tiro en la cabeza para no ver cómo tiraban su casa con solo 54 años». Ahora Sopeña afirma que «ya no me quedan palabras para definir aquello».

Entre los testimonios que recoge Mi valle —en medio de imágenes actuales y otras históricas recuperadas como la voladura de la torre— ofrece una gran variedad, de los afectados, sobre todo, al ministro, historiadores como Javier Revilla, un alcalde del sur, el de Gordoncillo, periodistas y fotógrafos que vivieron aquellos días o riañeses ilustres, como Imanol Arias, que ya en las fechas del cierre (diciembre de 1986) acudió a su pueblo para defenderlo. El actor cree que «aquel valle, en el que yo crecí, era un espacio realmente idílico, tal vez eso explica el impacto posterior que tuvo aquel cierre y que no hubo en otros pantanos». Otros testimonios suman a esta realidad el engaño de su construcción para riegos. «Mucha gente no sabe que ese pantano fue la contraprestación que Iberdrola exigió al Gobierno de Felipe González a cambio de cerrar la central nuclear de Lemóniz cuando ETA mató al ingeniero Ryan y la cosa se puso muy grave», dice Llamazares.

Pero lo más impactante del documental son los testimonios de los vecinos, comprobar cómo aún siguen vivos sentimientos que treinta años deberían haber mitigado o ahogado, con perdón. Manolo fue incapaz de ver el documental y se le hace un nudo en la garganta, Luis Angel el de Las Salas se emociona al ofrecer su opinión, Alfonso de Riaño Vive representaa aquellos jóvenes que todavía hoy creen en revertir la situación. «Ya entonces me negaba a hablar, incluso a pensar en el Nuevo Riaño,porque era aceptar que derribaban el viejo y no quería...».

Víctor, Chorvo y Juan Pedro recuerdan la odisea de pintar la palabra Demolición en la presa. En fin, hay alma en Mi valle.

Con La Nueva Crónica, el 9 de julio

La Nueva Crónica de León ofrecerá a sus lectores —el próximo día 9 de julio— la posibilidad de hacerse con el documental ‘Mi valle’, de Mario Santos y Lores Espinosa.

La espectacular respuesta de los leoneses acudiendo a los estrenos y los comentarios de muchos de ellos de «tener una copia» para guardar este recuerdo de aquellos días de julio puso en marcha esta iniciativa que se ha plasmado en un acuerdo con los realizadores y la productora Waves Films para que llegue a los leoneses este trabajo que, reconocen Santos y Espinosa, «ha sido una constante fuente de satisfacciones, primero hacerlo y después la acogida, que ni la soñamos».
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