09/05/2023
 Actualizado a 09/05/2023
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La realidad, sin acritud, como diría Felipe González, se palpa cada día más en la calle y en los números sin que casi nadie, a excepción de quienes contra viento y marea no dan por perdida la ocasión de constituirnos en una autonomía uníprovincial, de acuerdo con la Ley. Lo que dice el pueblo, cuando palpa la marcha que llevamos en estos años de paz, y casi sin ninguna guerra para mejorar la situación en la que nos encontramos, es que hemos ido a menos. En los albores de la democracia, desde la Diputación Provincial, se instó a los ayuntamientos a que se pronunciaran a favor o en contra de constituirnos en región sola, o pertenecer a la amalgama de Castilla y León. La respuesta abrumadoramente fue contraria a integrarnos en Castilla y León lo que, a la vista del resultado de dicha consulta con abrumadora mayoría a favor de un ‘León solo’, dio lugar a una segunda aduciendo razones de estado y de interés general en lo que era una democracia incipiente, donde los únicos que tenían experiencia en asuntos de estado, o de política municipal, eran los proveniente del anterior régimen, por lo que fueron aceptadas las indicaciones. El resultado alentado, por la Diputación del momento, fue favorable a la pertenencia a la ya citada Comunidad. A partir de este momento empezó nuestro declive mientras muchos de los que por ello apostaron, con domicilio fuera de nuestra provincia, siguieron su marcha a otros designios acomodados en coches oficiales, sin importar la cuesta abajo que día a día viene sufriendo el pueblo leonés. Ahora, los que todavía van a gusto en la acémila para justificar y asentar sus privilegios en el tiempo, alegan que es imposible salirse de la situación actual (¿?) Hoy, en los prolegómenos de unas elecciones municipales, la defensa de lo leonés está presente en todos los programas electorales, aunque solo sean flores de un día para que después, a la vista de los resultados, algunas sean cortadas con tijeras foráneas. Sigo pensando como mi buen amigo Fernando, respecto que a lo que lo único que nos puede ayudar a salir de la situación en la que nos encontramos, es constituir una ‘plataforma leonesista’ que aglutine a todos los partidos y asociaciones que persigan el mismo fin, sin importar ideologías. Para entender los que fuimos y en lo que nos han convertido recomendaría conseguir la introducción a la lectura de ‘Los Decreta de Alfonso IX’, llevada a cabo por el gran escritor leonés, Juan Pedro Aparicio, que desde hace años se viene llevando a cabo en los aledaños de San Isidoro, o lo que es lo mismo, en la Cuna del Parlamentarismo, por cierto, con ausencia de líderes leonesistas con cargo, exceptuando a la siempre dispuesta y trabajadora concejala de nuestro Consistorio, María Teresa Fernández, y a Luis Enrique Valdeón que también suele estar representando a su partido . La presentación de los intervinientes fue llevada a cabo por Santiago Asenjo y Javier Callado, destacados escritores e incansables defensores de la causa leonesa, dando paso a nombres de reconocido prestigio como José María Merino, Alfonso García y Hermenegildo López (que me perdonen si me olvido de algún otro). Aunque cada año hay más gente asistiendo a la lectura de ‘Los Decreta’, esto debe publicitarse más para años venideros. En definitiva, y parafraseando el Cantar del Mío Cid, y referido a la política leonesa: ¡Dios, que buen vasallo si tuviese buen señor! Ahí lo dejo.
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