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Reyes Magos sin carbón

05/01/2019
 Actualizado a 17/09/2019
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Cuando éramos pequeñas, a mi hermana y a mí los Reyes Magos siempre nos traían carbón. Eran unas piedras de caramelo que nos gustaban mucho y nos dejaban la lengua negra, así que el carbón nunca tuvo un uso pedagógico negativo. Al día siguiente, mi padre tenía que sacarlo de la mina y ahí se acababa el carbón dulce y empezaba el duro de verdad.

Todos los que viven o han vivido en las cuencas saben que la mina alimenta una relación amor/odio más chunga que una película de Haneke. Del carbón hemos vivido generaciones enteras, pueblos enteros, y también ha sido la desgracia de muchas familias y la destrucción de muchos lugares hermosos. La vida en las cuencas es pura contradicción.

Esta noche vuelven los Reyes Magos y, por primera vez, no hay carbón en la provincia leonesa. Se ha cumplido la profecía con puntualidad. Ya no sabemos qué les traerán sus Majestades a los niños de las cuencas mineras.

No es ninguna sorpresa, se ha perdido mucho tiempo y hay culpas para repartir, pero de qué nos vale. Ahora las nuevas carrozas políticas vienen con los sacos llenos de otras promesas: las del Acuerdo Marco para una Transición Justa de la Minería del Carbón, que llegará hasta 2027. Está por ver si los caramelos que traen esos sacos servirán de alimento a las cuencas o les darán en todo el ojo.

Para las minas y las centrales térmicas se quiere hacer un funeral digno. Y que el desmantelamiento de infraestructuras y la restauración medioambiental sirvan para dar empleo a los trabajadores del sector. Pero además de enterrar, algo habrá que construir o todo se convertirá en cementerio. La nostalgia no suele procurar muchos réditos.

Aitana Castaño, escritora y periodista de las cuencas asturianas, contaba estos días una historia en la que una niña le decía a su güelo, ex minero, que ya podía portarse mal y desobeder. Le habían dicho que el Pozu Carrio estaba cerrado y «total, si no hay carbón...». El abuelo replicaba que sí habría, porque desde hace siglos los mineros trabajan horas extras en el pozo la noche de Reyes para que haya carbón bastante para los magos.

Ay, guajina, yo creo que vas a tener que portarte y estudiar mejor que nunca.
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