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¿Revoltijo en el PP de León?

30/05/2021
 Actualizado a 30/05/2021
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Se esperaba como agua de mayo que Génova 13, es decir, el Partido Popular de Pablo Casado y Teodoro Egea –que son quienes, de verdad y con todas las consecuencias, manejan el cotarro– volviera sobre sus pasos para anunciar la cercanía de los venideros congresos provinciales en Castilla y León. Y siempre con la misma y repetida monserga de la unión y el buen rollito para alcanzar acuerdos, en cuanto a convenir una lista única entre quienes optasen al poder territorial.

Sin embargo, las cosas no son tan de color de rosa como desde Madrid se quiere trasladar a los afiliados y a la opinión pública. Y lo saben. Y en mayor medida si se trata de la provincia leonesa, donde la situación no invita precisamente a esa reflexión tan de cuento de hadas y falsariamente aterciopelada. Y tanto es así, que en el momento en que se conoció que Juan Martínez Majo, el mozo de espadas de Mañueco en León, no podía optar a la reelección, los ‘históricos’, esa galaxia de larga cola e instintos conspirativos, buscaron con inusitada diligencia un recambio. Lo hallaron en el regidor de Villaquilambre. Y lo hicieron a uña de caballo porque el otro candidato con posibilidades, el alcalde de Almanza y senador, Javier Santiago Vélez, podía meterles mano en un suspiro. O lo que es lo mismo: apartarles a una vía muerta y desintegrarlos a corto plazo. Las municipales y las autonómicas no están tan lejos como pudiera parecer. La otra pata del banco, el joven David Fernández, jamás les había preocupado.

Con estos antecedentes –que son notorios desde hace mucho tiempo– Egea, por un lado y muy en su línea, abogaba hace unas fechas por la «renovación del partido» en los siete congresos pendientes en la comunidad –en Ávila y en Valladolid ya se han celebrado las convecciones– y, por el otro, que nada de conflictos entre las partes; a darse la mano y a jugar al corro de la patata. Y todos felices. En amor y compañía. Pues ni mucho menos es así porque el problema que subyace en el PP provincial es que (casi) nadie de los ‘veteranos’, de los más ‘guay’ de la agrupación, quieren bajarse del caballo. Y mucho menos romperse la crisma si la montura se desbocara. Hay quienes llevan media vida fundidos con el poder y se les abren las carnes solo al pesar en la posible pérdida –que también es probable– de ese estatus paleto y provinciano en que se sumen.

Si se apuesta por la regeneración del Partido Popular de León el camino está expedito. Si se envida por el inmovilismo de la ‘vieja guardia’, también lo está, pero sería un fracaso. Y si se juguetea con el colutorio en la boca, si se propicia el enjuague, llegará, más pronto que tarde, el desastre. Son las tres opciones sobre el tapete de los ‘peperos’.
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