Revivir la Semana Santa en verano

Santa Nonia acoge una nueva edición del Museo de Verano de la Semana Santa organizado por las dos cofradías más antiguas de la ciudad

Aitana Mallo
05/07/2018
 Actualizado a 17/09/2019
Miguel Ángel Gil y Juan Carlos Morán, abades de ambas cofradías.| MAURICIO PEÑA.
Miguel Ángel Gil y Juan Carlos Morán, abades de ambas cofradías.| MAURICIO PEÑA.
El Museo de Verano de la Semana Santa que desde hace más de veinte años –la primera edición tuvo lugar en 1997–vienen organizando las Cofradías Centenarias de Nuestra Señora de las Angustias y Soledad, y del Dulce Nombre de Jesús Nazareno, ha quedado inaugurado.

Desde este miercoles y hasta el día 24 de agosto, en horario de lunes a viernes de 11 a 14 y de 18 a 21 horas, en la Capilla de Santa Nonia se podrán contemplar dos de los pasos más emblemáticos y admirados por los forofos de esta época del año: la “Consolación de María” de Angustias y Soledad, y la “Crucifixión” del Dulce Nombre.
La imagen de Consolación de María, realizada en 2018 por el escultor sevillano Juan Manuel Miñarro sustituye a la anterior realizada por José Ajenjo en 1996. Se trata de una talla completa, a tamaño real, que representa a la Mater Dolorosa en posición de genuflexión.

El trono sobre el que aparece representada la imagen, fue proporcionado en 2004 por la Real Hermandad de la Oración en el Huerto de la localidad cordobesa de Cabra, procediéndose posteriormente a la adecuación del mismo en el taller del ebanista Jesús A. Fernández.

Por lo que respecta a La Crucifixión, la imagen data del año 1908 y procede de los talleres levantinos de imágenes cristianas. Por su parte, en 1990 se encargan al escultor madrileño Fautino Sanz, las efigies de San Juan, La Virgen y María Magdalena. El trono está realizado en cuero repujado, labrado y policromado con motivos ornamentales entre los años 1994 y 1995 por el hermano Melchor Gutiérrez San Martín.

Con la apertura de este Museo de Verano de la Semana Santa la capilla de Santa Nonia –punto de encuentro para la mayor parte de los papones leoneses– vuelve a convertirse en uno de los referentes culturales y turísticos de la provincia leonesa durante estos meses estivales de julio y agosto.

Se trata de una magnífica oportunidad para revivir momentos y sentimientos fraguados durante la pasada Semana Santa.
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